La Reina Letizia conquistó el Reino Unido con su sofisticado estilismo durante la primera jornada de la visita de Estado de los monarcas españoles. Inició la agenda con un vestido en seda cady amarillo limón, con el bajo decorado con bordados de macramé blanco. Lo combinó con un abrigo en tweed de verano en un tono más claro, con bordados en el final y la espalda. Un conjunto firmado por Felipe Valera, en el que ha vuelto a confiar para exponerse ante la gran mirada internacional.

Cumpliendo con el protocolo, lució un tocado amarillo con flores, en el mismo tono que el vestido. La diseñadora del tocado es María Nieto, quien ya ha realizado más trabajos para Letizia. Para terminar de completar su estilismo, optó por romper el amarillo con sus ya clásicos salones nude de Prada y cartera de mano a juego con el look y los guantes de piel. Las únicas joyas del look han sido unos pendientes de perlas y oro amarillo propiedad de la Reina Sofía y que Letizia ha lucido por primera vez. La reina Isabel II escogió un traje rosa con sombrero a juego, el mismo color que eligió Felipe VI para su corbata.

Tras la comida privada en el Palacio de Buckingham, y para la reunión en Clarence House con el Príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles y el discurso de Felipe VIen el parlamento británico, doña Letizia cambió su look decantándose por el granate, una apuesta segura en su estilismo. La Reina escogió un vestido estilo trench en crepé con revés de raso y detalle de hebilla de la firma Burberry, una de las más emblemáticas de Inglaterra.

Ha acompañado el estilismo con una cartera de mano del mismo tono que el vestido y ha seguido confiando en sus tacones nude de Prada. En cuanto a joyas ha optado por unos pendientes con forma de palomo de diamantes y rubís, de la reina Sofía, que está muy presente en el joyero de Letizia durante este viaje de Estado.

En la cena de gala ofrecida en honor a los reyes de España por la reina Isabel II, Letizia eligió un vestido de Felipe Varela de corte sirena con cola de tul y bordado en hilo y cristal amapola, rubí y rosa. Lucía además la emblemática tiara Flor de Lis, que es la pieza más importante del joyero real español -fue un regalo de Alfonso XII a la reina Victoria Eugenia- perteneciente a la reina Sofía.