El cielo no es que amenazara, es que literalmente se desplomó varias veces sobre Madrid en las horas previas al inicio de la segunda edición del Mad Cool Festival. Eran fundados los temores ante una inminente tormenta eléctrica que fulminara a las 45.000 personas religiosamente congregadas en La Caja Mágica, aunque para el gentío eso era lo de menos, pues el mayor motivo de alarma era una hipotética cancelación que nadie deseaba.

Exactamente seis años después del último concierto de la banda estadounidense en Madrid (y España), un ya lejano 6 de julio de 2011, había que tirar para adelante y cruzar los dedos. Y todo salió bien aunque a eso de las cinco de la tarde no se veía ni la famosa noria del festival, tapada por las nubes y un cielo gris oscuro casi negro que invitaba a cualquier cosa menos a subirse a dar unos giros. Porque además, jarreaba a chorros y no tenía pinta de que la situación fuera a mejorar.

Sin embargo, para cuando Foo Fighters tomaron el escenario a las 22:15 horas, el cielo se mantenía milagrosamente despejado. Ya nadie quería mirar hacia arriba, ahora era momento de centrarse en el escenario. Y se apagan las luces, aparecen los tipos y aquello se parte en dos con 'Everlong', 'Monkey Wrench', 'Learn to fly', 'Something for nothing' y 'The pretender'. Con semejante quinteto avasallador se plantan Foo Fighters sobre las tablas con un sonido limpio, nítido y corpulento. Épica nerviosa y contundente para desatar, ahora sí, la tormenta perfecta.

Así es como se escuchó y se sintió delante de la mesa central de sonido, si bien en la parte trasera de la gran explanada el sonido no tuvo semejante potencia, según no pocos asistentes expresaron en las redes sociales. Otro contratiempo fue que las enormes pantallas a ambos lados del escenario no funcionaran ni pudieran emitir ni una sola imagen agigantada de los músicos, algo seguramente de lo que culpar a los chaparrones de las horas previas. La lucha de la música era indudablemente contra los elementos, pero con una correcta ubicación el recital fue sobresaliente.

El quinteto va seguro de sí mismo por repertorio y porque delante tienen al colega Dave Grohl, que no para de chillar y de transmitir buen rollo.