No digo que fuera por eso, que no lo fue seguro. Pero toda piedra hace pared, reza el dicho. Y será pura coincidencia, pero en las elecciones generales del año 2000 José María Aznar obtuvo una mayoría histórica absoluta, 183 escaños, 10,2 millones de votos, el 44,5 de los sufragios, qué sé yo. Eran otros tiempos. Aznar no guisaba con Bertín, ni por asomo, y lucía bigote negro. Pero lo cierto, ahora lo sabemos, es que mucho antes de ser modelo, la ex de Fonsi y de Feliciano y carne de escándalo, era ensobradora de papeletas del PP. Bien saben los partidos políticos de la importancia capital del mailing, el buzoneo. Movilizan verdaderos contingentes de ensobradores, habitualmente amigos y conocidos, militantes o simpatizantes. Que tampoco digo que fuera el caso. En supuestos de poderío también se recurre a empresas de empleo temporal. Lo que sabemos es que Alba y su señora madre, por dinero, ideología o fe, metieron papeletas en sus sobres, según testigos presenciales, con dedicado esfuerzo y entusiasmo. Y sin embargo él no se acordó de nombrarla, a Alba me refiero. Desde el balcón de la calle Génova..
