Un total de 163 nominados en la 89.ª edición de los Óscar acudieron al tradicional almuerzo de la Academia de Hollywood, donde las celebridades pudieron respirar hondo y relajarse en un ambiente distendido mientras los candidatos sin tanto renombre disfrutaron charlando con sus ídolos.

El hotel Beverly Hilton de Los Ángeles acogió este evento, donde actores, directores, guionistas, compositores e ingenieros de sonido, entre otros, se reúnen en torno a una misma mesa para conocer de cerca los entresijos de sus profesiones, dejando atrás los nervios y la presión de las campañas publicitarias.

"Me dijeron que para disfrutar de estos eventos había que dejar atrás el miedo por conocer a la gente que realmente te inspira, acercarte a saludar y charlar con ellos", explicó Dustin O'Halloran (nominado a la mejor banda sonora original por "Lion"), quien no dudó en acercarse a Steven Spielberg, sentado a unos pocos metros, para decirle que la banda sonora de "Encuentros en la tercera fase" fue lo que le llevó a dedicarse a la música.

Uno de los primeros en llegar al cóctel previo fue Damien Chazelle, director del musical "La La Land", la gran favorita con sus 14 nominaciones. "Aún estoy asimilándolo. Es surrealista", dijo acompañado por su novia, Olivia Hamilton. "Nunca imaginé algo así. Para mí, la victoria ya fue haber hecho la película porque me llevó mucho tiempo levantar el proyecto. Es un sueño hecho realidad", agregó.

Otro novato en estas lides era Taylor Sheridan, candidato al mejor guión original por "Comanchería". "Es realmente apabullante. Es un auténtico regalo", reconoció Sheridan, que tiene en cartera la secuela de "Sicario", titulada "Soldado". "Benicio del Toro estaba fantástico en la primera parte. Tienes que ver lo que ha hecho en la segunda. Es increíble", avanzó Sheridan mientras disfrutaba de una copa de champán y unas piezas de sushi por las que luchaban también una embarazadísima Natalie Portman y un exultante Mel Gibson.

La megafonía avisaba a los invitados de que era hora de sentarse para degustar un menú formado por una ensalada de espinacas, róbalo con cuscús, tomate natural y zanahorias y, de postre, tarta de crema de plátano con almendras y salsa de chocolate.

Minutos después, hizo acto de presencia la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, quien dio la bienvenida a los asistentes y recordó los progresos de la institución en cuanto a inclusión y diversidad.

"Menuda diferencia respecto al año pasado", dijo, aliviada, en alusión a la cantidad de artistas negros nominados en esta edición, especialmente en las categorías de mejor actor y mejor actriz.

Isaacs, consciente de que los artistas hablarán sobre las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, en la ceremonia, no eludió el tema.

En referencia a la ausencia del cineasta iraní Asghar Farhadi, nominado al Óscar por "The salesman", que anunció que no acudirá a la ceremonia en respuesta a las medidas migratorias decretadas por Trump, dijo: "El arte no tiene fronteras. Las sociedades fuertes no censuran el arte, sino que lo celebran. No podemos permitir que las fronteras nos detengan a ninguno de nosotros", manifestó Isaacs, unas palabras recibidas con grandes aplausos y vítores.

La 89.ª edición de los "Oscar" tendrá lugar el próximo día 26 en el teatro Dolby de Hollywood.