Una nueva investigación de la fundación que gestiona la casa museo dedicada a Ana Frank sugiere que la familia de la joven pudo no haber sido traicionada, cuando su escondite se encontró en agosto de 1944, sino que el lugar se encontró por accidente.

La nueva investigación analiza por qué el lugar donde se encontraba la familia Frank fue registrado y estima que los agentes que lo realizaron podían estar persiguiendo en realidad delitos de empleo ilegal y de fraude en el reparto de los cupones de las cartillas de racionamiento.

El investigador Gertjan Broek examinó para llegar a estas conclusiones fuentes ya conocidas y otros datos nuevos.

Hasta ahora siempre se asumió que los nazis llegaron al edificio donde se escondía la joven judía buscando a otros que pudieran estar escondidos, y que el registro fue consecuencia de una traición.

La fundación considera, sin embargo, que incluso si fuera un caso ordinario de traición en tiempos de guerra, la historia contiene muchas incoherencias y defiende que algo más ocurría en la dirección donde se escondían Ana Frank y su familia.

El estudio menciona que tres de los oficiales nazis implicados en el registro no eran conscientes de estar buscando judíos, y que pasaron dos horas entre la llegada y la salida de las autoridades, un tiempo mayor del necesario para las operaciones destinadas a atrapar a judíos denunciados.