"Ha sido el mejor show de lejos". Así lo reconocía anteanoche, sobre el escenario del Palau Sant Jordi de Barcelona, el cantante canadiense Justin Bieber. Un recital al que asistieron 18.000 personas y que sumió a la Ciudad Condal en una intensa fiebre "belieber" antes del recital, con los fans haciendo cola y Bieber zurrando a un atrevido seguidor, y durante, con las redes sociales hirviendo por los comentarios, vídeos y fotos compartidos por los asistentes.

Los prolegómenos del concierto fueron intensos. A la cabeza de la fenomenal cola que se formó ante el recinto había un auténtico campamento de fans. Los miembros de varias pandillas llevaban turnándose desde agosto para coger sitio en el interior y estar lo más cerca posible del ídolo. Una imagen que se repite en cada etapa del "Purpose World Tour", la gira del canadiense.

El ansia de los fans que tomaron Barcelona llegó al extremo de que el canadiense perdió los estribos. Cuando se dirigía en coche al Palau, un "belieber" metió su mano por la ventanilla para tocarle el rostro. La respuesta del cantante fue contundente: derechazo a la boca y a otra cosa. El fan, incrédulo, se debatía entre el dolor ensangrentado y una dicha eterna por haber recibido tal "regalo". La impactante escena, grabada en vídeo, se ha hecho viral.

Pero ni ese suceso ni la amenaza de lluvia quebraron el ánimo de los "beliebers". Menos aún cuando su ídolo emergió enjaulado del suelo del escenario mientras cantaba "Mark my words". Una aparición estelar que sorprendió a sus miles de fans y provocó incluso desmayos entre las más entusiastas "beliebers".

Empezaba así un resonante espectáculo en el que Bieber demostró por qué es capaz de concitar esa devoción entre sus fans. Sobre el escenario, rodeado de todo tipo de efectos escénicos y flanqueado por una pléyade de bailarinas, Bieber ofreció lo mejor de su repertorio, alternando "hits" como "Love Yourself" con canciones más íntimas, como "Cold Water".

Todo ello mientras mantenía una interacción continua con los fans. "Llevamos muchos conciertos y estamos muy lejos de casa. Estamos muy agradecidos de teneros aquí", les confesó el cantante, antes de iniciar una sucesión de saltos mortales sobre una gran cama elástica al ritmo de "Company". Con la lluvia empapando a los "beliebers", el concierto se precipitó hacia su apoteósico final llegó con "Purpose", el tema que da título a su último disco, y "Sorry".

El de Barcelona fue un triunfo para el canadiense, y animó a los fans a acudir en masa al recital madrileño, que se celebró anoche en el Barclaycard Center. Al igual que en la Ciudad Condal, el recinto se convirtió en una suerte de camping "belieber", en el que varios grupos de amigos se turnaron durante semanas (los primeros aseguraban estar allí desde el 14 de octubre) para coger sitio lo más cerca posible del escenario.