Melania Trump (26 de abril de 1970, Novo Mesto, Eslovenia) aspira a ser una segunda Jacqueline Kennedy, aunque no se haya criado entre la alta sociedad neoyorquina y su marido carezca de esos modales tan apreciados en las buenas casas de la Costa Este.

De tercera esposa a primera dama, el periplo no está nada mal para una maniquí de mirada felina y medidas de infarto, emigrada de la antigua Yugoslavia gobernada por el mariscal Tito a los Estados Unidos dispuesta a hacer carrera. Lo logró. De un bloque de apartamentos en su pueblo saltó a la "Trump Tower" de Nueva York. El siguiente paso es la Casa Blanca, más modesta que las residencias de su marido (aunque con bastante más clase), pero con alta carga simbólica.

Melania Trump, de soltera Knauss, comenzó a salir con Donald en 1998, se casó con él en 2005 y dio a luz a su hijo, Barron, al año siguiente. Antes el magnate estuvo desposado con la actriz Marla Maples, madre de su hija Tiffany. El primer matrimonio del hombre de negocios con la exesquiadora checoslovaca Ivana Zelnickova, que comenzó en 1977, acabó en un millonario divorcio. Bill y Hillary Clinton estaban entre los 350 invitados a la boda de Donald y Melania, celebrada en Mar-a-Lago, un conjunto palaciego estilo Gran Gatsby en Palm Beach (Florida), a pie de costa, convertido por Trump en club de lujo, donde la familia conserva una residencia privada. La casa fue construida por la riquísima Marjorie Merriweather Post en los años veinte. En 1970 la mansión fue puesta a disposición del Gobierno federal para ser utilizada como casa de verano del presidente. Ahora, en cierto modo, cumplirá ese destino. Melania es europea y se le nota. Le chifla la alta costura francesa, que alterna con firmas americanas como Ralph Lauren. De Mr. Polo era el vestido que llevó el día de las elecciones, cubierto con un abrigo Balmain camel.

Para su boda eligió un Dior de 100.000 dólares bordado con 1.500 cristales, que tardó en coserse 550 horas. Más tarde lo cambió por un Vera Wang de tul de seda de la fiesta. El anillo de compromiso es un pedrusco de doce quilates y esmeraldas valorado en casi dos millones de euros.

Pero no se crean, bajo esa capa de frivolidad late el cerebro de una mujer que habla esloveno, inglés, francés, serbio y alemán, un poliglotismo que le irá muy bien en sus nuevas funciones.

Melania se convertirá en la primera dama nacida en una nación comunista y en la segunda de un país extranjero, después de Louisa Adams, la esposa inglesa del sexto presidente, John Quincy Adams, que sirvió desde 1825 a 1829. También es la única que ha posado desnuda y apoya a su marido en su cruzada contra la emigración ilegal, aunque le gustaría que adoptase un actitud más refinada. Según una encuesta del "Washington Post", la señora Trump es la cónyuge presidencial menos popular desde Hillary. Claro que, a estas alturas, cualquiera se fía de las encuestas.