La cobra -nombre común de las serpientes venenosas elapidae- cuando está irritada, o se siente amenazada, despliega una capucha aplanando las vértebras. La cobra escupe, muerde y tiene cientos de vértebras, lo que compensa la falta de patas y de paso le permite un movimiento veloz y zigzagueante de la cabeza. El ser humano, homo sapiens, escupe y muerde, pero tiene menos vértebras cervicales (siete concretamente) por lo que carece de la capacidad de movimiento craneal de la cobra. El especimen que nos ocupa es un humano, varón y caucásico, de Almería para ser exactos. Por tanto, es científicamente imposible que David Bisbal le hiciera la cobra a Chenoa en el concierto de OT. A no ser que fuese el hombre cobra, protagonista de la película homónima (conocida como Silbido de muerte o Sssssss). O que estemos hablando en sentido figurado, claro.
