Florencia, Londres, Milán, París y Nueva York son cada año los "laboratorios" de la moda masculina, que llega cargada de referencias a la indumentaria militar de los antiguos soldados cosacos y de guiños a los típicos modelos que se veían en las pistas de esquí europeas en los años sesenta y setenta del pasado siglo.

Realmente lo que hay este otoño es un cóctel de estilismos que nos dibuja a un hombre atrevido, que va más allá del típico con corbata o el "look" deportivo del fin de semana.

En esta ocasión, los tiros no van por ahí, las pasarelas se retuercen y ellos se atreven incluso con fajines de borlas y cuero, como los que presenta la firma francesa Balmain, o los suéteres como recién tricotados que propone la maison Dior. Ese "femme saveur" que se detecta en la ropa masculina de este invierno también refleja que la diferencia de la ropa entre géneros es cada vez más sutil.

Valentino y Michael Kors son quizá los más "clásicos" de la temporada y recrean un nuevo estilo varonil con bastantes novedades, entre ellas los bolsos, que cada vez se asemejan más a los femeninos. En España también desembarcan firmas como Suitsupply, que presta una especial atención a los acabados y los detalles, con prendas que incorporan toques artesanos. Sarah Burton, directora creativa de Alexander McQueen, propone abrigos y chaquetas con cortes sastre y motivos jacquard de flores y mariposas y accesorios que logran ese "estilo dark" que define a la casa británica.

El irlandés J. W. Anderson, ganador del premio en la categoría diseñador de ropa masculina en los últimos "British Fashion Awards", incorpora capas de tamaño exagerado, que recomponen la silueta de un hombre poco convencional. Zegna conjuga punto y seda de modo sofisticado.