Solo un año después de la recopilación en un libro de sus mejores canciones, Patti Smith se reafirma en su faceta editorial con "M Train", obra que es, ante todo, un canto a la literatura, la fotografía, a las seres policiacas, a los viajes pintorescos y al café, en detrimento de la música, casi anecdótica.

"Es mucho más fácil hablar de nada", afirma convencida la estadounidense en el prólogo de esta obra, que toma el testigo de otro volumen de memorias, la célebre "Cuando éramos jóvenes" (2010), en el que glosaba sus correrías junto al fotógrafo Robert Mapplethorpe y que recibió el National Book Award en EE.UU.

A diferencia de aquella, con un hilo conceptual definido, Smith construye "M Train" (Lumen) sobre la "nada" de la cotidianeidad, extrayéndole su materia poética a la rutina, combinando realidad y ensoñación, embutida en su gorro de lana y su viejo abrigo negro mientras enfila Greenwich Village.

Desde Nueva York alumbrará muchas páginas, en un ejercicio de escritura presente, casi a modo de diario, que salta sin previo aviso hacia los recodos de su historia, incluida su infancia. De su padre dice: "Era un hombre bueno de mente abierta, con una elegancia interior que lo distinguía de nuestros vecinos. Sin embargo, él nunca se ponía por encima de los demás. Era un tipo honesto que hacía su trabajo", destaca.

Nueva York comparte su papel de escenario principal con otros destinos a los que viaja y recuerda a través de 257 fotografías.