Carolina Herrera desembarcó en España en 1988 con un intenso perfume de jazmín, comercializado por Puig, hoy todo un clásico, inspirado por el aroma que desprendían las flores favoritas de la diseñadora venezolana, nacionalizada estadounidense, en su hacienda de Caracas. Aquellos jazmines están hoy en las joyas de la colección "Falling Jasmine" y en vestidos como el que esta semana lució en Nueva York la Reina Letizia, acompañado por zapatos burdeos y el modelo "Senda" de Loewe, que también tiene su suegra, la Reina Sofía.

La historia de aquella fragancia va ligada a la vida de la Reina consorte, que siendo una joven estudiante de Periodismo seguro que sucumbió al encanto de aquella fragancia que se puso de moda entre las jóvenes españolas. Para nada pensaba entonces la esposa de Felipe VI que un día luciría aquellos jazmines estampados en un vestido, en una visita a la ONU, precisamente en Nueva York, la ciudad a la que Herrera dedica cada año su colección estelar. Y algo especial debe de tener la ropa de la sudamericana para que la Reina la haya elegido como reemplazo al Felipe Varela de sus amores, que apenas apareció por el ropero real previsto para Nueva York, y que la vistió puntualmente para grandes ocasiones durante más de diez años.

El modelo, con el que acudió a las reuniones con la secretaria general de la OMS, Margaret Chan, y la secretaria general de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, es de seda blanca con estampado de jazmines rojos y negros. Letizia también escogió a Carolina Herrera NY para cenar con personalidades españolas residentes en Nueva York en el Instituto Cervantes. Para la ocasión se decantó por un vestido de seda blanco con una gasa superpuesta de estampado floral y aplicaciones de azabache y sandalias también de CHNY.

Los Reyes empezaron el pasado lunes 19 de septiembre su viaje oficial a la Gran Manzana, donde estuvieron poco más de cuarenta y ocho horas bien aprovechadas, con tiempo para cenar con el matrimonio Obama.

Para entrevistarse con el secretario general de la FAO, José Graziano da Silva, la Soberana española llevó un conjunto de falda blanca y top sin mangas y un pliegue asimétrico en el bajo de color blanco, firmado por Hugo Boss, otra de las casas habituales en su vestidor en los últimos años.

Lo cierto es que a pesar de ampliar el abanico de nombres que cosen para ella, la Reina se mantiene fiel a siluetas sencillas, bien pegadas al cuerpo, y en muchas ocasiones con los brazos al descubierto. Resulta innegable que Letizia tiene un estilo particular que poco o nada se parece al de sus colegas europeas, por mucho que se intenten establecer comparaciones. Para muestra basta echar un vistazo a los modelos que se llevaron a Nueva York Máxima de Holanda, siempre exuberante; Carolina de Mónaco, fiel a Chanel; Mette-Marit de Noruega, vestida sin demasiada gracia, y Mary de Dinamarca, la australiana que se encuentra más cercana en preferencias estéticas a la Reina de España.