La actriz Marta Torné (Barcelona, 1978) vuelve a los escenarios en pleno auge profesional. En 2009 estrenó el cortometraje "Sin cobertura", del director Iñaki Ibisate. Siete años más tarde es la presentadora del programa "Cámbiame", de la cadena televisiva Telecinco. Torné habla sobre la comedia "El ministro", en la que es la protagonista junto a Carlos Sobera. En la obra también participan Javier Antón y Guillermo Ortega.

-Menudos tres comediantes la acompañan en "El ministro". ¿Había actuado antes con alguno de ellos?

-No, es la primera vez. Llevamos dos años y ahora que se está acabando me da muchísima pena porque siempre que haces gira de teatro sucede lo que se llama el "síndrome Gran Hermano", convives y se crean unos vínculos fuertes.

-Es su segunda obra sobre las tablas.

-Me gusta mucho, siempre que puedo intento hacer teatro, aunque a veces se hace un poco duro porque trabajas los fines de semana y durante las giras estás mucho tiempo fuera de casa. Se disfruta muchísimo, no se puede comparar con ningún otro medio.

--¿Cómo surgió la idea de ponerse en ropa interior en el especial de Fin de Año?

-Fue por el tema de la ropa interior de color rojo que da buena suerte. Fue como una locura de que venga a que no os atrevéis a salir así. Fue muy poco pero fue la foto de la noche y fue una pena porque íbamos superguapos vestidos.

-¿La televisión convierte a los hombres y mujeres en objetos?

-En televisión prima el aspecto físico, ya que si no haríamos radio, aunque nosotros no esperamos hacer eso para que se dispararan las audiencias, fue un poco porque el año anterior como había habido tanto escándalo por la ropa de Cristina Pedroche, pues por decir nos ponemos en ropa interior y punto.

-¿Apoya el referéndum de independencia de Cataluña?

-No me gusta mucho meterme en estos temas. Yo vivo más en Madrid que en Barcelona y me pierdo el día a día de estas cosas. Me parece lo más democrático del mundo, si hay gente que quiere un referéndum, por qué no se debe hacer. Me parece antidemocrático no escuchar a un gran número de población que piden algo. Lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado.