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Miércoles | 24 Última llamada

No soy adivina, me quedé en vestidora, pero esto lo ví más diáfano que ven los males de amores las clarividentes en la madrugada. Aramís Fuster vuelve por sus fueros, siendo sus fueros pelucas,corsés, tacones de aguja, bolas (de cristal), velones (de cera), etc.

Cuentan los cronistas de la cosa rosa que lo primero que le dijo al médico de emergencias que la atendió en un trance (casi) mortal de necesidad no fue su Rh, ni dónde le dolía, ni su número de filiación, ni sus alergias (a otras brujas de la competencia, por ejemplo).

Lo primero, lo único, que salió de sus labios resecos, su (casi) postrera voluntad fue que llamasen a Telecinco. Porque no veía una luz blanca al final del túnel, no, veía un plató. ¿Me da el número de contacto de un familiar? No, no, a quién se le ocurre. Llame a Mediaset, a Mediaset. Como quiera que el sanitario, en cumplimiento de su juramento hipocrático, atendiese la salud de la dama antes que su fama y su lana, la futuróloga en persona acabó arrastrándose hasta la cadena de Fuencarral. Es en este lugar donde se cumple la predicción del oráculo.Y Aramís vuelve, al fin, a volar. Sobre su escoba.

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