De la teniente Ripley de "Alien" a la científica de "Gorilas en la niebla" o la astuta ejecutiva de "Armas de mujer", Sigourney Weaver recogerá en septiembre el Premio Donostia del Festival de San Sebastián por una trayectoria hecha de papeles de mujeres fuertes, independientes y fuera de los tópicos Estas son algunas de las claves de su carrera. Aspiraba al papel de Pam, que se llevó Shelly Duvall, y finalmente lo suyo se quedó en una aparición de seis segundos, y sin texto, en el séptimo largometraje de Woody Allen, "Annie Hall" (1977).La teniente Ripley de "Alien" (1979) la convirtió de la noche a la mañana en prototipo de la heroína moderna y musa de la ciencia ficción. Apenas tenía experiencia en el cine -Ridley Scott la regañaba por mirar a la cámara-, pero Weaver desplegó un asombroso talento interpretativo. Hace poco ha desvelado que se inspiró en 'Enrique V' de Shakespeare.

Demostró carácter desde pequeña. Sus padres la llamaron Susan Alexandra, pero a los 11 años decidió cambiárselo por Sigourney, inspirada en un personaje de "El Gran Gatsby". En su etapa universitaria -se licenció en Literatura Inglesa en Stanford- vivió, junto a un amigo, en una casa construida en un árbol, y se vestían de elfos. Su altura también le ha abierto muchas puertas, ya que mide 1,83, sin tacones.

Tras el éxito de "Alien" encadenó algunos de sus papeles más memorables, tanto cómicos como dramáticos. La vecina poseída de "Cazafantasmas", la defensora de los gorilas Dian Fossey de "Gorilas en la niebla" o la ejecutiva agresiva de "Armas de mujer".Con sus más y sus menos, también dejó trabajos inolvidables como la vecina de Kevin Kline en "La tormenta de hielo" -la primera película estadounidense de Ang Lee.