Trece años hacía del último concierto de Iron Maiden en Galicia, así que la expectación era máxima. Y los británicos no defraudaron. Miles de personas llenaron el recinto del Resurrection Fest, en Celeiro (Viveiro, Lugo) para corear algunos de los temas ya clásicos de la banda de Bruce Dickinson.

El concierto se encuadraba dentro de la gira mundial de presentación del último disco de la Doncella de Hierro, "The book of souls", y con dos canciones de este álbum, "If Eternity Should Fail" y "Speed of Light", arrancó el recital.

No fue hasta que sonaron los acordes de "Children of the Damned", de "The Number of the Beast", cuando la emoción se empezó a notar entre el público, que siguió algo frío en "Tears of a Clown" y "The Red and the Black", también de "The book of souls". Pero entonces llegó "The Trooper", Dickinson se enfundó la mítica chaqueta roja e hizo ondear la bandera de Reino Unido y, al margen de cualquier implicación política actual o pasada, los fans desataron su pasión.

A partir de ahí empezó el show, con varias apariciones de Eddie the Head, el icono del grupo y un Dickinson que reivindicó un festival hecho "por fans y para fans".

Tras "Powerslave" vinieron "Death or Glory" y "The Book of Souls", "Hallowed Be Thy Name", "Fear of the Dark" y "Iron Maiden", en la que pareció ya una segunda parte del concierto, que terminó, en los bises y tras dos horas que pasaron rápido, con "The Number of the Beast", "Blood Brothers" y "Wasted Years".