Más de cuatro años "picando piedra", nueve borradores de guion, decenas de miles de storyboards y toneladas de sudor y entusiasmo. Andrew Stanton, director y guionista de Pixar desde 1990, desveló ayer en Madrid algunos secretos del proceso creativo de "Buscando a Dory", su última producción.

La secuela de "Buscando a Nemo", que da el protagonismo al olvidadizo pez azul, llega mañana a la cartelera española tras haber batido récords en Estados Unidos: con más de 136 millones de dólares (120,5 millones de euros) recaudados en su primer fin de semana se ha convertido en el estreno más exitoso de la historia de una película de animación.

Ante un auditorio de estudiantes y periodistas, Stanton impartió una clase magistral en la que detalló cada una de las fases del proceso de escritura, desde el "escozor inicial" de la primera idea, hasta el "hallazgo definitivo" del tema, pasando por varios choques contra el muro y "puntos de no retorno".

"Siempre es así de difícil y, cuando no lo es, nos ponemos nerviosos. Es como educar a un niño: si coopera demasiado toda su vida, es que algo va mal", aseguró Stanton, autor y director de "Buscando a Nemo" y "Wall-E" y coguionista de "Toy Story 2" y "Monstruos SA".

En el caso de "Buscando a Dory" el proceso empezó en 2011, con preguntas sobre el pasado y los problemas de memoria del pez que ayudaba a Marlin a buscar a Nemo, y el círculo creativo se cerró cuando Stanton se dio cuenta de que se trataba de una historia de "aceptación de uno mismo", según explicó.

Aunque uno de los consejos que ha dado al público ha sido renunciar al ego -"no se trata de la historia que quieras contar, sino la que tienes que contar", aseguró-, Stanton ha admitido que suele haber "conexiones personales".

Así, si su propia experiencia como padre propulsó el guion de "Buscando a Nemo", en este caso, dijo, le condicionó su crisis de la mediana edad: "Ese momento en que debes aceptar que eres quien eres y no vas a cambiar, así que más te vale disfrutarlo".

Según Stanton, ganador de dos Óscar y actual vicepresidente creativo de Pixar, cualquier buen guion debe dar respuesta a dos preguntas básicas: a dónde tienes que llegar y por qué te importa. En el camino, el 90% de las ideas acabará en el cubo de la basura, afirmó.

Sobre lo mucho que se habló en las semanas previas al estreno acerca de la supuesta presencia de un pez transexual y una pareja de lesbianas en la película para dar cabida a nuevos modelos de familia, tanto Stanton como su productora Lindsey Collins insisten en restarle importancia.

"Los rumores se lanzan, y todo el mundo entra en ellos", subrayó Stanton. "Nos gusta reflejar el mundo tal como es, pero nunca nos planteamos explícitamente si esa pareja era no gay, ni siquiera sabemos si son pareja o amigas. Se trata de ser realistas y que la gente sea lo que quiera ser".

"Buscando a Dory" es el penúltimo ejemplo de la fiebre por las secuelas que inunda Hollywood desde hace años y que parece haber alcanzado a Pixar, considerada paradigma de la creatividad. Pero ni Stanton ni Collins creen que esta fuerza esté en peligro.

"Estamos haciendo ahora mismo cinco películas a la vez de las que nadie sabe nada, y ninguna de ellas es una secuela. El orden de cómo se van estrenando no es algo planeado de antemano, sino que depende de cómo de rápido se resuelvan esas historias", apuntó el director.

"No puedes controlar del todo los tiempos de cada historia, hay que ser flexibles, y nadie tiene la receta mágica", precisó Collins.

En todo caso, reconoce que hay cosas que han cambiado desde que Steve Jobs cogió las riendas de la compañía a finales de los 80 y apenas eran un equipo de diez personas, hasta hoy, integrados en la maquinaria de Disney.

"Al principio había esa sensación de no saber lo que hacíamos, con una inocencia que en cierta manera era maravillosa. Hoy somos más inteligentes", opina Collins. Stanton añade: "Al hacerte mayor reconoces los problemas más rápido, pero no necesariamente encuentras las respuestas antes".