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Un nuevo Quijote en bicicleta y por internet

-Un guarda jurado de un psiquiátrico le dijo a su jefe: "Los 1.400 euros que gano, para ti", y se convirtió en caballero andante - Se hizo la armadura con solo 25 euros

En El Toboso le espera la etapa más emocionante. // Efe

El joven José Ramón Gándara ha decidido meterse en la piel del Quijote y esta próxima semana comenzará un viaje en bicicleta por las tierras de La Mancha en el que, ataviado con armadura, yelmo y lanza, intentará revivir las aventuras del Caballero de la Triste Figura, escritas hace cuatrocientos años que a lo que se ve siguen muy vivas.

No es la primera vez que este aventurero cántabro afincado en Castellón realiza este viaje -ya lo hizo el año pasado-, pero va a repetirlo sin intención de ganar fama, y no porque este año se cumpla el cuarto centenario del fallecimiento de Cervantes, sino porque le apetece y "ya está", según ha relatado con mucho entusiasmo. Una afición loca.

José Ramón tuvo la idea de reencarnarse durante unos días en el famoso personaje mientras releía la obra, durante una noche de trabajo como guarda de seguridad en un psiquiátrico, y tomó la decisión de decirle al jefe: "Los 1.400 euros que gano, para ti, no los quiero".

"Tres años antes me había leído El Quijote e hice la misma ruta que el personaje, pero vestido con ropa de calle, normal y corriente", explica, y cuenta que toda la indumentaria propia de un caballero andante que llevará en este viaje la ha hecho él con sus manos.

Durante un mes, convirtió su casa en un taller, compró una radial por diez euros y con una plancha de metal galvanizado de 25 euros hizo la armadura. El grosor del armazón es de 0,5 milímetros, mientras que en la época eran de más del triple, 1,6 milímetros.

Para construir el yelmo realizó varias incursiones en bazares, donde compró una bandeja y un bol de cocina que le sirvieron para este fin. Pero también en la novela, el casco de don Quijote era un ficticio yelmo de oro puro, del mítico Mambrino. Y en la realidad una bacía de barbero.

En efecto, Cervantes relata que el protagonista confundió la bacía de un barbero con el yelmo del rey moro Mambrino que hace invulnerable a su portador y la sustrajo, una de las pocas aventuras en las que don Quijote sale victorioso.

José Ramón también diseñó unas cantimploras de calabaza impermeabilizadas con cera virgen de abeja, "según el método medieval", y una espada y una lanza de madera, auxiliares imprescindibles en sus andanzas.

El arranque, mañana

El aventurero iniciará su periplo mañana, 14 de junio, en la localidad albaceteña de Villarrobledo y, bajo las agobiantes temperaturas de La Mancha, pedaleará en "busca de entuertos y agravios que desfacer".

Viajará solo porque dice que "su fiel escudero", Sancho Panza, es virtual, corresponde a los cientos de seguidores con los que cuenta en las redes sociales -en Facebook y en Instagram-, donde compartirá las fotografías del viaje, como ya hizo el año pasado en su cuenta "Tras los pasos del Quijote". De hecho, la primera salida como caballero andante le sirvió para comenzar a estudiar fotografía. Se compró un trípode y un disparador automático, que ahora usa para los trabajos que le "están saliendo".

A la hora de dormir, José Ramón pasará dos noches al raso, en una tienda de campaña, y otra en un establecimiento hotelero "baratito, que los hay muy apañados", para poder darse una ducha. Eso sí, siempre acompañado por la novela para ir reviviendo las aventuras.

José Ramón tiene pensado recorrer Villarrobledo, Argamasilla de Alba, Villanueva de los Infantes, Puerto Lápice, Consuegra... y terminar en El Toboso para encontrarse con su amada Dulcinea, que el municipio toledano recuerda con una estatua. "El culmen tiene que ser El Toboso, para decir se acabó, ya tengo la conciencia tranquila", ha aseverado.

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