Las dos son inteligentes, jóvenes, bellas y con olfato innato para fabricar candidatos ganadores. Huma Abedin, de 40 años, musulmana, subdirectora de la campaña de Hillary Clinton ("Hillary for América"), considerada la persona más cercana a la casi segura nominada demócrata, se disputa el protagonismo con Hope Hicks, de 27 años, blanca, protestante y anglosajona, portavoz de la campaña de Donald Trump, de exquisita educación y no menos impecable pedigrí, para muchos la "apaga fuegos" de los excesos verbales del jefe.

Abedin comenzó a trabajar para Clinton como becaria de la Casa Blanca en 1996. Llegó a llevar la agenda de la exprimera dama y trabajó con ella en la campaña por la nominación presidencial demócrata en 2008, que ganó Obama. En 2010 se casó con el excongresista Anthony Weiner, un matrimonio calificado de "tapadera" en algunos sectores empeñados en especular sobre la naturaleza de la estrecha relación que existe entre la asesora, de origen indio y pakistaní, y su mentora de Arkansas.

Huma no es de las que pasan desapercibidas. El "Vogue" americano ya publicó un perfil suyo en 2007. "Huma Abedin tiene la energía de una mujer de 20 años, la confianza de una mujer de 30 años, la experiencia de una de 40 y la gracia de una de 50", decía entonces Clinton. Su padre, profesor universitario y erudito islámico, era de la India, y su madre, socióloga, de Pakistán. Aunque nació en Michigan, se crió en Arabia Saudita. De adolescente quería ser una periodista internacional, como Christiane Amanpour, excorresponsal estrella de CNN. Luego el programa de becarios de la Casa Blanca cambió su vida al asignarla a la oficina de la primera dama y no a la de prensa, como había solicitado.

La carrera de Hicks ha sido aún más meteórica. Con sólo 27 años no ha necesitado ser becaria en la Casa Blanca y tiene serias posibilidades de convertirse en portavoz del futuro presidente de los Estados Unidos, si Trump logra ganar las elecciones en noviembre. Ella no escatima esfuerzos para que así sea. Hope (Esperanza en inglés) sale al paso de cualquier declaración polémica del magnate y le ayuda a estar cerca de las inquietudes de los jóvenes conservadores que se han volcado con ese lema del "Make America great again", que Trump repite como un mantra, hasta cuando se toma una de sus adoradas hamburguesas con patatas de marca americana.

Quién sabe, tal vez Hope, con esa pinta de veranear en Los Hamptons desde pequeña, haya animado al magnate a cambiar la langosta de Maine por genuina "fast food".