Un marquesado no es cosa baladí. No llegas a duquesa, pero superas a condesas, vizcondesas y otras nobiliarias. También les digo que en España por marquesados no será, que hay más de un millar de largo. Y sin embargo no somos hoy en día muy de marquesas famosas. Nos tiran más las baronesas, por ejemplo. El caso de marquesa más mediática y más reciente que tenemos, una que estuvo en la casa de Guadalix, resultó un bluf, una apócrifa total, ni tenía título ni dio juego, ni un mal escándalo, y acabó en la ruina. Teníamos a la marquesa viuda de Iria Flavia pero se volvió a casar y perdió la tiara. Así que todas las esperanzas las tenemos ahora depositadas en la exmarquesa de Griñón, futura marquesa de Vargas Llosa. Han caído en la cuenta los de vanitatis, que son muy largos. Isabel Preysler volverá a la nobleza, de donde nunca debió salir. El premio Nobel de Literatura, no sé si lo saben, tiene su propia heráldica, como el de Iria. Es así como se cierran los círculos. Ahora solo falta que diga sí. Tenemos el divorcio, la petición de mano, las bendiciones familiares. No es posible que ella diga no, o dé largas, o estire la exclusiva como Kiko Matamoros y Makoke. Que estamos hablando de la nobleza. Y obliga.
