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Dylan canta a Sinatra a su manera

El día 20 sale a la venta "Fallen angels", segundo disco que dedica el cantante y poeta a La Voz con sentidas y apacibles versiones de doce clásicos

Bob Dylan.

Bob Dylan y Frank Sinatra. Parecía una mezcla explosiva: la voz cascada del primero (poeta y rebelde con causa, además) se apropiaba de algunas canciones grabadas por el segundo, La Voz mullida y alérgica a cualquier tipo de compromiso que no fuera encandilar a sus seguidores vendiendo (o alquilando) estilo.

El experimento funcionó: "Shadows in the night" ofrecía unas versiones muy personales de diez canciones de Sinatra de las menos conocidas. Nada de adaptar lo previsible. El juglar de Minnesota se quedó con ganas de más y el 20 de mayo llegará las tiendas (físicas y virtuales) "Fallen angels" (Sony music), una obra que respeta los contenidos de los originales pero con la depuración máxima (minimalismo sabiamente orquestado) con la que Dylan se mueve por los escenarios sinatrianos. Donde había lujo, pompa y circunstancia hay ahora sencillez, concisión, expresividad íntima y agrietada surgida de una garganta que ya superó la frontera de los 70 años. Buena excusa para viajar en el tiempo a las músicas que le acompañaron en la infancia. En este nuevo disco hay una excepción respecto al anterior: el tema "Skylark" no fue cantado por Sinatra, sino por el hoy apolillado Bing Crosby. La deliciosa "Melancholy Mood", "All or nothing at all" (maravilloso corte) o "That old black magic" (que Jerry Lewis popularizó en "El profesor chiflado") hacen de "Fallen angels" una experiencia reconfortante y cargada de emociones sencillas en un homenaje sin duda muy personal y trabajado en su inteligente y hábil fusión de country-jazz.

A estas alturas, Dylan se puede permitir el lujo de hacer lo que le apetece (en realidad siempre lo hizo) solo por el placer de saldar deudas de admiración, en este caso con un cantante al que consideraba un grande entre los grandes. Especialmente delicada es la versión que hace de "Young at heart", preciosa canción que dio título a una película interpretada por el propio Sinatra. "Nevertheless" es otro momento intenso, ideal para un baile (a)moroso, mientras que la muy curiosa "On a little street in Singapore" con chispas orientales obliga a Dylan a uno de los mayores esfuerzos interpretativos. La muy clásica "Come rain or come shine" adquiere en la voz nasal de Dylan una intensidad melancólica muy sugerente, y una perfecta excusa para sentarse relajadamente, apagar las luces y escuchar a Dylan cantando a Sinatra... a su manera.

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