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El vestidor

Mini Víctor. Así le llaman. Para distinguirlo de Víctor grande, el papá. Así lo llama, a su vástago, Beatriz Trapote, la tía política de la hija de Belén Esteban, para que me entiendan. La periodista, exconcursante de telerrealidades, amago de escritora, que se casó con el hermano del padre de la hija de la Esteban. Allí estaban todos. Estaban, sobre todo, Jesulín y María José la odontóloga, repeinados. Y estaba mini Humberto, bueno, Humberto jr, por diferenciarlo del tigre de Ambiciones -por diferenciarlo de Currupipi- porque mini es mucho decir de un tiarrón. Estaban todos. Menos la hija de Belén. Y no era cosa de la madre, esas broncas del pasado, esas miradas torvas a cámara, esos mensajes con el dedo enhiesto... Qué va. Ella quería que fuera, la regañó. El pasado y el presente de Jesulín ahora más menos empatiza, lo mínimo, lo justo, tampoco se me vengan arriba. Estas ententes duran lo que duran. Pero ya no hay más "me lo llevo". Hay, pásmense hasta piropos y parabienes: "He visto a María José con ese peinado guapísima, le queda súper bien y doy la enhorabuena a toda la familia". Las chicas de Sexo en Nueva York las llamarían amienemigas. Mientras, la mamá de neófito utiliza las redes para mostrar al mundo cómo crece mini.

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