La actriz Chus Lampreave, una secundaria de lujo en las más de ochenta producciones que hizo, y especialmente popular a partir de sus trabajos con Pedro Almodóvar, falleció ayer, a los 85 años, en Almería, donde había sido operada "hace un par de días" por un problema intestinal que tuvo complicaciones, según afirmó su representante, Alsira García.

Nacida en Madrid en 1930, la actriz vivía desde hace casi dos años en una residencia de la tercera edad en Almería, ciudad a la que siempre estuvo "muy vinculada", dado que era la tierra de su esposo y el lugar de residencia de su hijo. A la actriz, que será incinerada hoy, se la recuerda sobre todo por sus trabajos con Pedro Almodóvar, con quien trabajó por primera vez en "Entre tinieblas" (1983) y de quien se hizo a partir de entonces inseparable.

La madre de Leo de "La flor de mi secreto" (1995) tenía mucho de la propia madre de Almodóvar y dejó una de sus secuencias más memorables, el careo con Rossy de Palma, a la que espetó aquello de "Cállate ya, ladilla".

Pero quizá su personaje más celebrado fue el de la portera y testigo de Jehová de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" (1998). "Con pocos actores he sentido tanta reciprocidad y me he divertido tanto", afirmó el director manchego. "Chus me hacía sentir capaz de todo, tenía la capacidad de convertir cualquier extravagancia mía en algo natural, divertido, sencillo, puro; desbordaba humanidad e inocencia".

Sus últimos trabajos en el cine han sido el corto "Yo, presidenta" (2015) y "Torrente 5" (2014), donde volvió a interpretar, dirigida por Santiago Segura, a Reme, como ya hiciera en "Torrente, el brazo tonto de la ley" (1998).

Fernando Trueba, otro de sus directores de cabecera, le había ofrecido un papel en "La reina de España", la secuela de "La niña de tus ojos" que está en fase de rodaje, pero Lampreave lo había rechazado por no encontrarse "con fuerzas" para trasladarse a Budapest.

Precisamente, con Trueba y "Belle Époque" (1992) se llevó su primer y único "Goya", como mejor actriz de reparto, aunque estuvo nominada cinco veces.

Berlanga también se fijó en ella y, además de un pequeño papel en "El verdugo" (1963), la fichó para su trilogía nacional, "La escopeta nacional" (1977), "Patrimonio nacional" (1980) y "Nacional 3" (1982), y su "Moros y cristianos" (1987). Y otros como Fernando Colomo, Fernando Fernán Gómez o Antonio Mercero también se rindieron a su talento.

Lampreave debutó en televisión en 1960, de la mano del director Jaime de Armiñán, con quien después rodaría "Mi querida señorita" (1971), "Nunca es tarde " (1973) y "El amor del capitán Brando" (1974).

Según su representante, la actriz encarnó casi siempre a personajes secundarios "porque no soportaba la parafernalia de los estrenos, y ser foco de atención no iba con ella". Por el mismo motivo apenas concedió entrevistas a lo largo de su carrera.

Anuncios en televisión

En los últimos años había protagonizado dos anuncios que contribuyeron a potenciar aún más su popularidad: uno, sobre un limpiador, a las órdenes de Juan Antonio Bayona, que confesaba que desde que comenzó a hacer cine uno de sus retos era trabajar con ella, y otro, a las de Benito Zambrano, sobre una fábrica de embutidos.

Ayer, en las redes sociales, sus frases en el cine, que convirtió en míticas con su gracia natural, se convirtieron en "trending topic". "Lo siento señorito, pero yo soy testiga de Jehová y mi religión me prohíbe mentir", "No me grites que me sube el azúcar" o "Paso total de vosotras, me aburrís" son algunas de ellas.

Lampreave recogió a lo largo de su trayectoria muchos galardones, como el premio "Pepe Isbert", el famoso actor con el que Almodóvar siempre la comparaba por su similar vis cómica.

El director de cine José Luis Cuerda la recuerda como una mujer "maravillosa", "que era la actuación misma". "Era de esos actores que ni interpreta ni opina sobre los personajes, sino que se hacen ellos; ya no hay actores de ésos, de verdad, pero ella era así".

Cuerda trabajó con ella en su primera película, "Total" (1983), que hizo para televisión y donde coincidió con las hermanas Elena y Carmen Santonja, y apostó también por ella en su mítica comedia surrealista "Amanece, que no es poco" (1989). Para Gonzalo Suárez fue una actriz "de un carácter específico e irrecuperable, como fue Luis Ciges (Madrid, 1921-2002)".