Penélope Cruz está a punto de terminar de montar su primer documental, "Soy uno entre cien mil", en el que, "sin forzar nada y sin artificio", como directora abre los ojos al mundo sobre el drama del cáncer infantil y pide el esfuerzo de todos para investigar más.

"No lo digo yo, lo dicen los investigadores y médicos que salen en el documental: muere un niño al día en nuestro país, hay poquísima investigación, y los esfuerzos más grandes se derivan siempre al mundo adulto porque es más rentable para las farmacéuticas y por motivos que todos sabemos. Pero es así", indicó la intérprete.

Con estas palabras respondía Penélope Cruz a los periodistas reunidos en el salón de actos de la Academia del Cine en Madrid, lleno a rebosar, donde se mostró una parte del trabajo terminado de este documental, "Soy uno entre cien mil", que ha dirigido la artista.

La ganadora de un "Oscar", que declinó comentar el veto negro a la gala de entrega de esos premios de Hollywood este año -"Va a ser un follón, conteste lo que conteste", dijo-, derrochó paciencia y convicción al explicar cómo había sido su trabajo en el documental y cuánto le había influido "ponerse en la piel de esta gente que vive tantas pérdidas".

"Todos me han marcado muchísimo", dijo Cruz, quien aseguró que ni siquiera se permitió "la duda" de si le afectaría hacer ese trabajo, a pesar de que muchos días llegaba a su casa llorando. "Te compensa tanto y te hace sentir tan útil".

Por eso, además de implicarse en cuerpo y alma, ha puesto sobre la mesa toda su influencia de "celebrity" para reclamar medios para el estudio específico del cáncer infantil, porque "sin investigación esto avanza a paso de tortuga".

"Pero, aparte de que los gobiernos puedan hacer más, que por supuesto, todos podemos hacer algo", recordó la actriz, que este año opta por séptima vez a un "Goya" -ha ganado tres-, en esta ocasión por su trabajo, precisamente, de enferma de cáncer en "ma ma", de Julio Medem.

Con un estilo muy sobrio e imágenes que rebosan naturalidad y verdad, el documental me mete en la intimidad de las familias y conversa con los médicos e investigadores que trabajan gracias a la ayuda de ONG como Uno entre cien mil y la firma Viceroy, que soportan económicamente una beca de investigación cada año.

Cuando empezó a rodar, Cruz explicó que quería llenarse de imágenes, de información, y después decidir qué forma y cómo contar todas aquellas historias. Ayer explicó que trabajó con el guion en la cabeza y que fue alrededor de una mesa, sentada con algunos de los padres que le presentó el presidente de la ONG, José Carnero, donde encontró la clave: mientras los padres hablan libremente de sus experiencias, de cómo supieron que sus hijos estaban enfermos, el espectador ve el día a día de los pequeños.

Espectaculares Eva, Ángel, Álvaro, Alba, Mateo, Óscar, Sergio y Hugo, pequeñísimos sabios que acumulan vida multiplicada en sus cortas existencias, y valientes los médicos de oncología infantil de los hospitales de La Paz y el Niño Jesús de Madrid denunciando que los niños enfermos "no son rentables" para las farmacéuticas.

"Un proyecto de investigación se pone en marcha a partir de 50.000 euros", recordó la actriz durante la presentación de la cinta ayer en la capital española.