Año 1971. Un joven David Bowie, que acaba de cosechar su primer éxito musical con "Space Oddity", saca a la luz su tercer álbum de estudio, "The man who sold the world", y empieza una gira de promoción por Estados Unidos ataviado con un vestido ajustado por debajo de las rodillas y una larga melena rizada, la imagen con la que aparecía en la portada del disco. Este coqueteo con la androginia era solo el principio. El artista británico, que falleció esta semana a los 69 años, se convirtió en una leyenda musical y en un mito de la moda gracias a su capacidad innata para ir siempre un paso por delante de las tendencias.

Su brillante imaginación, su atrevimiento y su originalidad le convirtieron desde el principio en inspiración para los grandes diseñadores. Solo hay que mirar las decenas de colecciones que han recuperado los estilismos de Ziggy Stardust, uno de los grandes iconos de la cultura pop. Un personaje creado por Bowie, caracterizado por una melena corta trasquilada y teñida de rojo y looks de lo más excéntricos y atrevidos, que le catapultó al estrellato. Durante la gira británica de su disco "The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars", en 1972, el cantante luce los inolvidables monos ajustados de psicodélicos estampados y los vestidos mini de lentejuelas, imitados por Balmain en el invierno 2011 y el verano 2009, respectivamente, o por Dior es su campaña del pasado verano. Con la llegada del álbum "Aladdin Sane", en 1973, en cuya portada aparece con el rayo rojo y azul cubriendo uno de sus ojos, la imagen de Bowie más reconocible y que más ha rentabilizado el mundo del textil; y con la gira americana llegaron algunos de sus looks más legendarios, como la chaqueta de rayas blancas y negras de solapas XL, diseñada por Freddie Buretti, que recuperó Ricardo Tisci en su colección para Givenchy del verano 2010. Pero nadie podrá olvidar los diseños que el japonés Kansai Yamamoto realizó para Bowie: el mono de punto asimétrico que marcaba su esquelética figura; el "tokyo pop", un modelo de pantalón acampanado elaborado con vinilo con rayas, imitando a los discos; o el mono tipo short de piel estampado con maxi flores y conejos blancos que recuperó Kate Moss para recoger el premio "Brit" en 2014 en nombre del artista.

Las transparencias, las mezclas de tejidos, los estampados espaciales, las plataformas y los maquillajes excesivos inspiran colecciones como la de Jean Paul Gaultier para la primavera de 2013. Los trajes de chaqueta, los inolvidables de color mostaza o azul claro, o los de estampados rayados de mediados de los 70, aparecen en Miu Miu, Céline o Pucci en diferentes momentos. Sus bomber de los 80 y sus trajes oversize aparecen en el invierno de 2011 del belga Dries Van Noten. A finales de los 90, confía su imagen a un joven Alexander McQueen, creando juntos una de las prendas más recordadas de Bowie, una levita de aire "vintage" con la bandera británica que se pudo ver en la exposición "David Bowie es", del Museo Victoria & Albert de 2013. En los 2000, David Bowie luciría como nadie los trajes diseñados por Hedi Slimane para Dior en su gira "Heathen". Un genio con buen olfato para los diseñadores, incluso antes de que llegasen a la fama, que le permitió lucir como nadie estilismos glam, punk, psicodélicos o rockeros. Bowie vestía sus canciones y creaba tendencias de moda. Un legado demasiado grande como para irse a la tumba.