"Lazarus" era una despedida y un regalo de Bowie a sus millones de fans: el estribillo tenía ese mensaje dylaniano de "Llamando a las puertas del cielo" ("Mira hacia arriba, estoy en el cielo", canta Bowie). Una pista que ayer, cuando el mundo pop/rock lloraba su muerte, desveló Van Hove, el director de "Lazarus". Bowie le dijo que padecía un cáncer de hígado, algo ya de por sí es terrible, que se sumaba a otros achaques de corazón que había sufrido con anterioridad y que lo habían mantenido fuera de onda durante largo tiempo. Hove lo contaba ayer: "me dijo que tenía cáncer de hígado", y se lo desveló a Van Hove "justo después de que se lo hubieran dicho a él. Me lo contó porque sabía que no iba a poder estar siempre disponible", explicó el realizador en declaraciones recogidas por la agencia Efe. En las mismas declaraciones el director añadió que había observado su fragilidad física; no así su capacidad para seguir escribiendo como "un león".

Y es que cuarenta y ocho horas después las reacciones por la muerte de David Bowie se fueron sucediendo y el duelo fue mundial, plasmado con retratos del cantante, con la imagen de la portada "Aladdin_Sane" entre ramos de flores y miles de imitadores presidiendo esa especie de rayo pintado que atraviesa medio rostro. Fue una despedida universal que manejaba esa imagen tan cinematográfica y camaleónica del cantante (al margen de sus retratos rock, tiene un número interesante de filmes que así lo certifican: "El hombre que vino de las estrellas", "Just a Gigolo", "Feliz, Navidad Mr. Lawrence", "El ansia", "Dentro del laberinto", "Absolute Beginners", entre otros.

Bowie se enfrentó a su enfermedad trabajando hasta el final para publicar "BlackStar", presidido por la estrella negra. Comenzó lanzando el primer avance allá por el mes de noviembre, con nuevo toque musical, algo que marcó su trabajo durante toda su carrera; una carrera por cierto que estuvo presente en todas la décadas desde que arrancó allá por los años sesenta. Y fue en la última década de su vida que la salud le empezó a jugar malas pasadas que obligaron a una pausa en su carrera. De hecho volvió, tras años sin producción, en 2013 con "The Nex Day", un álbum muy aplaudido por su refinado sonido. Un disco que nacía tras los ataques de corazón que había tenido, según contó su biógrafa Wendy Leigh. Sus fuerzas le dieron hasta llegar a "BlackStar" con "Lazarus", cuyo clip dejaba entrever la mala noticia: el vendaje en los ojos, la cama y, sobre todo, su texto.