Con una hora de retraso, saludando en español (¡buenas tardes!) y pidiendo agua para todos, Richard Gere mostró su cara más humanitaria durante la presentación en Madrid de "Invisibles", una película "poco comercial" que invita a los espectadores a ponerse en la piel de los "sin techo". La vista de Gere a Madrid causó un gran revuelo debido, entre otras cosas, a su actual noviazgo con la empresaria gallega Alejandra Silva, con quien acudió anoche al preestreno de la película, que llegará a las salas el día 18 de diciembre. No hubo posibilidad de preguntar por su vida privada, ni por su novia de ascendencia gallega, aunque sí poso con ella.

En las antípodas de su habitual imagen de seductor, el príncipe azul por excelencia de la comedia romántica de los 90 se transforma en un mendigo solitario en un filme que ha tardado casi una década en sacar adelante y que él mismo ha producido, convencido de que "los cambios empiezan por el individuo".

Acompañado por el presidente de la Fundación Rais, Fernando Vidal, que presta apoyo en España a las personas sin hogar, y por el distribuidor de la película, Lluis de Val (Inopia Films), Gere dedicó casi toda la presentación a sensibilizar a los presentes con la causa y de paso alabó a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.

"Me han dicho que tenéis un alcalde muy bueno ahora que quiere solucionar estos problemas de manera humana, responsable y usando el dinero de forma inteligente. Aplaudo a ese alcalde", ha señalado tras recordar los 'malos' tiempos de Rudolf Giuliani en Nueva York, donde se desarrolla la (poca) trama de "Invisibles".

Un grupo de 70 indigentes, invitados por la Fundación Rais, acudieron también al evento. "Ellos no son críticos y rara vez espectadores, pero lo que nos dijeron después de la proyección fue: esto es la cruda realidad". Filmada con planos generales, a menudo alejados del protagonista o desde detrás de cristales, "Invisibles" se recrea en los tiempos muertos, la frustración y la impotencia que muchas de estas personas sienten cuando tratan de integrarse en el sistema y cumple su objetivo de obligar a mirar al espectador lo que no quiere ver.

"Lo peor de las personas sin hogar es el odio que pueden llegar a sentir hacia si mismas", ha descrito el protagonista de "Pretty Woman" o "American Gigolo". "Todos tenemos ese sentimiento a veces, pero nosotros tenemos más recursos para mantenerlo a raya". "Lo que he aprendido con todo esto", ha añadido, "es lo frágil que son nuestra mente y nuestras emociones sin el soporte de un tejido social y familiar, lo rápido que uno puede deteriorarse cuando está apartado de la sociedad".