Emilio Martínez Lázaro, director de "Ocho apellidos catalanes", la esperada secuela de la supertaquillera "Ocho apellidos vascos", está convencido de que el público catalán no se va a molestar cuando la vea porque "la película es muy blanca" y tiene "muy buen rollo". "Al revés -dijo el director en una entrevista con Efe-, les va a divertir muchísimo, como pasó con la otra en el País Vasco".

Sin presión, aseguran, pero con mucha ilusión porque el público acoja "Ocho apellidos catalanes" con el mismo entusiasmo que la anterior, Carmen Machi, Karra Elejalde, Dani Rovira, Clara Lago, y las nuevas incorporaciones, Belén Cuesta y Berto Romero, presentaron ayer en Madrid su inminente estreno, el próximo viernes.

Aunque el guion, de Borja Cobeaga y Diego San José (los mismos de la primera), recrea una "fantasía" al estilo "Good Bye Lennin" en la que Cataluña es una república independiente, los veteranos Karra Elejalde y Carmen Machi creen que la broma podría ser un problema si estuviera en el ánimo de los productores o el director hacer escarnio, dice Elejalde a Efe, pero "voy tranquilo porque es una película sana y, precisamente, desdramatiza". "No va de independencia catalana, ni muchísimo menos -afirma rotunda Machi-, y si a alguien le molesta lo más mínimo, que mire qué problema tiene".

En eso coincide con el catalán Berto Romero, a quien "le tiene sin cuidado" si alguien se ofende por una comedia. "Es una película que se recrea en los tópicos y creo que todo esto que está pasando es un poco tontería y se debe a que la situación está soliviantada y la gente está a flor de piel", señala.

La secuela repite protagonistas y aumenta la familia con Pau (Romero), un novio hipster, políglota, plurinacional y estrafalario, explica el cómico catalán; su abuela, la Roser (Rosa María Sardá), la "catalana por antonomasia", y su asistente que, además de organizar la boda, guarda un par de secretos.