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El vestidor

Una caída en el baño es alta y potencialmente peligrosa. Los resbalones en la ducha, los vahídos ante el espejo, no entienden de extracción social, nos igualan a todos. Berlusconi, sin ir más lejos, sufrió uno de estos accidentes sanitarios hace unos pocos años. La fallecida duquesa acabó con sus nobles en el suelo al acudir al WC en un hotel de Roma. Hasta las top models se hacen de carne (poca) y hueso (más) aferradas a una cortina de ducha. El cotizadísimo trasero de Cara Delevingne se encontró con el frío mármol tras una noche de fiesta. María José Campanario protagonizó un desmayo, se desplomó, se golpeó la cabeza en la toilette de su hogar familiar jerezano. Fue ingresada, estuvo en observación, regresó al hogar familiar jerezano. Hasta ahí, un incidente doméstico sin más. El enigma, el misterio, la cara oculta de la Luna, la porción de iceberg por emerger, a juicio de las hornadas de tertulianos del corazón, estriba en la causa del desfallecimiento. Y?es ahí donde irrumpe una figura enorme, poderosa, brutal. La tía Paca. Quédense con este nombre. La tía Paca -que será familia carnal de la aludida, pero bien podría ser un avatar, la parte por el todo- habla de su sobrina. Y opina de la niña y de sus cosas con Jesulín. Lo que harían todas las tías Pacas del mundo. Se corona, así, como símbolo. ¡Emoticono ya!.

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