Era una de las noticias más esperadas de los últimos días. Y ayer, cerca de las 9 de la mañana, se hacía oficial. El segundo descendiente de los duques de Cambridge era una niña. Pocas horas después, el príncipe Guillermo y su esposa, Catalina Middleton, presentaban a los medios de comunicación a su primera hija, en las puertas del Hospital Saint Mary de Londres.

El bebé, de la que no se conocerá su nombre hasta dentro de unos días como manda la tradición, nació a las 8.34 horas (9.34 hora peninsular), tras un parto sin complicaciones, y con un peso de 3,7 kilos. La pequeña es la cuarta en la línea de sucesión al trono del Reino Unido, por detrás de su abuelo, el príncipe Carlos; su padre, el príncipe Guillermo, y su hermano, el príncipe Jorge.

"Very happy" ("muy felices") fue la única frase que pronunciaron los recientes papás a su salida del hospital. Lo hacían cuatro años y dos días después de haber contraído matrimonio. Con un rostro que radiaba alegría, Catalina Middleton posó con la niña en brazos ante las cámaras de los medios de comunicación, acompañada por su marido, el príncipe Guillermo, que también estuvo presente en el parto. Tras sonrisas y saludos a las multitudes que se agolparon en la puerta del centro de salud, en el que también habían sido presentados el padre y el hermano de la recién nacida, que permaneció dormida durante todo el posado; los duques de Cambridge se trasladaron hacia el palacio de Kensington. El retraso del nacimiento, que estaba previsto ya para hace una semana, hizo que medio mundo estuviera durante los últimos días pendiente del Hospital Saint Mary de la capital inglesa. Pero tanto el parto como la presentación oficial fueron mucho más rápidas de lo esperado.

Middleton ingresó ayer, a las 6 hora local, acompañada de su marido en el mismo centro hospitalario en el que había dado a luz a su primer hijo, en julio de 2013. Menos de tres horas después, la casa real británica confirmaba el nacimiento y el sexo de la nueva princesa; y menos de diez horas después del alumbramiento, los duques de Cambridge posaban felices con su esperada niña. La duquesa lució un vestido oversize con fondo blanco y estampado floreado en tonos amarillos, de manga francesa y cuello a la caja; unos stilettos en nude, la melena suelta, unos pendientes de perla y su famoso anillo de compromiso, de diamantes y zafiro, en su mano derecha.

Al príncipe Guillermo, que escogió un jersey de cuello pico en azul klein y unos pantalones negros, ya se le había visto una hora antes de la salida del hospital, cuando acudió a buscar a su primogénito para llevarlo al hospital a conocer a su "hermanita".

Los rumores sobre la posibilidad de que fuera una niña surgieron al conocerse, por varios medios ingleses, que Middleton había comprado pintura rosa recientemente. Ahora los rumores se han desatado con el posible nombre de la pequeña. Unos dicen que podría llamarse Elizabeth, en honor a la actual monarca y bisabuela de la niña, o Diana, en recuerdo de su difunta abuela paterna, conocida como "princesa del pueblo". Sin embargo, los ingleses votan Alice y Charlotte como sus favoritos.

En un comunicado, la casa real británica informó de que la reina, el príncipe Carlos y el resto de la familia real estaban felices por el nacimiento de la niña. La reina Isabel fue la primera en conocer la noticia, y acto seguido se informó a los abuelos de la niña.

Todos los miembros de la familia, al igual que la mayoría de la población, deseaban que la pequeña fuera una niña. Por eso, en cuanto se hizo el anuncio, a través de un protocolo que tiene siglos de tradición en el Reino Unido, el júbilo se apoderó de las calles de Londres.