La espectacular belleza latina de Gladys Zender (Contamana, Perú, octubre de 1939) la convirtió en 1957 en la primera Miss Universo hispana, le abrió las puertas del club más selecto de Hollywood y la hizo merecedora de acompañar como pareja oficial al Rey Juan Carlos cuando éste llegó a Lima en 1958 en calidad de guardamarina del 'Juan Sebastián El Cano'. "Fui la primera mujer de pelo castaño y ojos pardos que ganó ese certamen", evoca, aún emocionada esta mujer de 75 años a la que le llovían las propuestas de matrimonio de jeques multimillonarios pero que dejó todo por un empresario, Antonio Meier, que casi de la noche a la mañana decidió meterse a político para liderar como alcalde la transformación de San Isidro, el distrito financiero por excelencia de la capital peruana. Zender presume de esposo y de hijo, Christian Meier, uno de los actores más conocidos de Sudamérica, y se permite aconsejar a las jóvenes que se presentan a concursos de belleza que sean "más recatadas". Sobre la confesión lésbica de Patricia Yurena, Gladys Zender lo tiene claro: "esa revelación hubiese sido impensable en mi época", asegura desde Lima.

- Señora Zender, ¿cómo recuerda aquel día de 1957 cuando se convirtió en la mujer más guapa del universo?

- No me lo podía creer, lloraba y pensaba en cómo iba a cambiar mi vida.

- ¿Y cambió su vida?

- Sí. Viajé muchísimo y conocí a grandes de Hollywood, como Natalie Wood, Rock Hudson o John Wayne. De no haber participado en ese certamen, a lo mejor hubiese estudiado Medicina y también hubiese seguido jugando al vóley. Fue una experiencia muy positiva. Han pasado 57 años y veo que los peruanos me quieren. No pasa ni un solo día en el que alguien no me reconozca, me pare por la calle y me diga algún comentario cariñoso.

- Se podría decir sin equivocarse que usted fue la pionera de la belleza latina, ¿no?

- Fui la sexta Miss Universo elegida y la primera latinoamericana de la historia del concurso. Me convertí en la primera chica de rasgos latinos, con pelo castaño y ojos pardos, que ganaba el certamen. Fue una auténtica sorpresa que una peruana ganara a las europeas y a las norteamericanas y más si se tiene en cuenta que por aquellas fechas había muchas personas que no tenían ni la menor idea de en qué parte del mundo estaba el Perú. Creo que contribuí con un granito de arena a que muchos se enteraran de que este precioso país está en Sudamérica. Es una nación maravillosa que todos los españoles deberían de visitar. ¿Sabe lo bonito que es el Perú?

- Dígamelo usted, por favor.

- Nadie debería morirse sin haber visitado Cuzco y Machu Picchu, capital de la arqueología de América. También son lugares de ensueño la ciudad Arequipa, el Valle del Colca, la Reserva Natural de Tambopata, en la Amazonía del sur del Perú, el centro histórico de Lima, Chiclayo, en el norte del país, la ciudad de Iquitos y el Río Amazonas.

- No faltó la controversia en su elección, al descubrirse que tras ser coronada tenía 17 años, ¿cómo se solucionó ese entuerto?

- Según las reglas del certamen, la edad mínima para participar era de 18 años. Yo no tenía ni idea y al día siguiente de la coronación, los organizadores se enteraron de que yo tenía 17 años y nueve meses. Me tuvieron todo el día incomunicada en una habitación mientras deliberaban. Fue un auténtico lío buscar una solución. Al final decidieron que como solo me faltaban tres meses para cumplir los 18 años no me iban a descalificar.

- ¡Menudos nervios pasaría!, ¿no?

- Se lo puede imaginar, si me descalificaban, la candidata de Brasil sería al fin la coronada. A ella la mantuvieron también incomunicada. El suspense era total y hasta el momento de la cena de coronación nadie sabía cuál de las dos iba a convertirse en Miss Universo 1957. Fueron las horas más tensas y llenas de angustia que he pasado en mi vida.

- Con el poso que dan los años, ¿animaría usted a una chica tan joven como era usted a entrar en un mundo tan competitivo como el de la belleza?

- No. La esencia de los concursos de belleza ha cambiado totalmente. Antes eran muy sanos, casi como una competición deportiva. En mi época, las misses ganadoras viajábamos como embajadoras de buena voluntad de nuestros países. Éramos recibidas por los presidentes de los gobiernos y nuestras presentaciones públicas eran siempre con fines benéficos.

- ¿Cómo ha cambiado esa filosofía?

- Los concursos se han vuelto meramente comerciales y a las misses no las ven como embajadoras, sino como reclamos publicitarios. A todas las chicas les recomendaría que fuesen un poco recatadas y que se hagan respetar.

- ¿Existían ya en su época puntos oscuros dentro de ese mundo?

- Supongo que sí, pero le puedo asegurar que las candidatas a Miss Universo de 1957 estábamos muy protegidas. Desde el momento en el que llegábamos a la sede del concurso, a cada una se nos asignaba una 'chaperona' que no se separaba de nosotras. Además, lo normal era que todas las aspirantes sudamericanas viajásemos acompañadas por algún familiar cercano.

- ¿Es verdad que proliferan en el mundo de las misses las proposiciones indecentes?

- Seguramente que hay muchas, pero yo solo recibí proposiciones muy decentes. Tuve varias propuestas de matrimonio y muchas me llegaban por carta de gente que, por supuesto, no conocía. Todos decían ser multimillonarios.

- ¿Y no aceptó ninguna?

- No. Un día en Nueva York conocí a un jeque árabe que estaba dispuesto a convertirse al catolicismo si yo aceptaba su propuesta de matrimonio.

- ¿Qué le parece que la primera finalista de Miss Universo 2013, la española Patricia Yurena, haya confesado que es lesbiana?

- Esa confesión hubiera sido impensable en 1957. Nadie se atrevía entonces a hablar de su orientación sexual. Si eras homosexual y se descubría ya tenías garantizado el escándalo. Eran temas tabú y de lesbianas ni se hablaba, era como si no existiesen. ¡Cómo han cambiado las cosas!

- ¿Cómo llevaron sus padres que usted se dedicase a este mundo?

- Muy bien. En cada gira al exterior del Perú me acompañaba uno de ellos. Algunas veces iban los dos y otras veces se apuntaban hasta mis tíos.

- Usted mantiene la belleza que la coronó como Miss Universo, ¿qué sacrificios ha tenido que hacer para llegar tan guapa a las siete décadas?

- Nunca me he preocupado por mi físico. Como de todo y jamás he tenido que hacer ningún tipo de dieta. Tengo la suerte de tener una complexión delgada. Lo que mejor me ha servido para mantenerme así es llevar una vida muy sana y tranquila.

- ¿De verdad no se cuida nada?

- Ni hago deporte ni crea usted que camino mucho. Llevo una vida bastante sedentaria dedicada a mi familia y a mis 13 nietos. No uso cremas faciales porque soy alérgica a todas y solo en ocasiones muy especiales me maquillo. Tampoco me he operado nunca y veo que algunas amigas que sí lo han hecho se ven más viejas que yo.

- El título de Miss Universo le dio además la oportunidad de conocer en Lima al guardamarina Juan Carlos, quien después se convertiría en Rey de España. ¿Qué recuerda de ese día?

- Lo conocí en 1958 durante una cena ofrecida en su honor cuando llegó a Lima a bordo del buque escuela 'Juan Sebastián El Cano´. Tuve la suerte de ser la pareja oficial que acompañó al Rey Juan Carlos a esa cena. En los días que estuvo en Lima se organizaron numerosos actos y siempre fui invitada a acompañarlo. El Rey Juan Carlos y yo entablamos una bonita amistad. Cuando se convirtió en Rey visitó en varias ocasiones Lima y ya, junto a mi esposo Antonio, lo vimos cada vez que vino. Tuvimos la oportunidad de conversar muchas veces con él y recordar viejos tiempos. La última vez que lo vi fue en 2008, durante la cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea, cuando mi marido ya era alcalde de San Isidro, el distrito financiero de Lima.

- ¿Es cierto que el Rey Juan Carlos bailó una danza negra?

- Es muy normal que en las fiestas que organizamos en mi país se toquen músicas afroperuanas. Seguro que el Rey se animó a dar unos pasitos.

- ¿Qué le pareció nuestro ya Rey emérito?

- Es encantador y muy ameno. Nos hemos reído mucho juntos y congenió mucho con mi marido.

- ¿Cómo se enamoró de su marido?

- Nos presentaron en 1964 en una fiesta. Desde ese día empezamos a salir juntos. A los dos meses me propuso matrimonio y acepté de inmediato porque ya estaba perdidamente enamorada de él. Nos casamos en 1965.

- ¿Qué pensó usted cuando le dijo que iba a meterse en política?

- Le dejé bien claro que no me parecía buena idea pero que le apoyaría en la decisión que tomase. Le dije: "Si ganas estaré feliz y si pierdes también". Ahora, ocho años después se repite la historia y sigo pensando igual.

- Su marido dice que ha pasado de ser el esposo de Miss Universo al padre de Christian Meier, ¿qué destaca usted de su hijo?

- Aparte de ser un gran actor, mi hijo es muy generoso.

- ¿De dónde le viene a su hijo, uno de los grandes actores de Sudamérica, esa pasión por la interpretación?

- Lo ha debido heredar de mí. Yo siempre me las ingeniaba para tener el papel principal en las obras de teatro que hacíamos en el colegio. Christian es un artista nato que además de actor destaca como pintor, cantante, músico y compositor.

- Señora Zender, con una vida tan agitada, ¿le queda algún sueño por cumplir?

- Mi marido y yo queremos hacer el Camino de Santiago. Antonio quería hacerlo hace años en motocicleta, pero a estas alturas de la vida, creo que lo mejor será que lo hagamos en coche.