Hoy les mostramos un conjunto de dos viviendas ubicadas en un solar irregular, con fuertes pendientes, con vistas parciales sobre el puerto, y con construcciones vecinales muy cercanas, a priori, una composición de lugar que parece complicada.

Las casas, situadas en una urbanización costera de Porto Cristo, en lo que comúnmente se suele llamar "segunda línea", son obra del despacho de arquitectos de Llorenç Brunet, que propone un edificio que exhibe la voluntad geométrica de buscar las visuales casi donde no las hay, y que quiere refugiarse de las miradas de los vecinos.

Esta solución de ver sin ser visto se aborda con el entallado de los volúmenes prismáticos, alargados estratégicamente para llegar a las visuales, y a la vez retranqueados para esconder y dividir las terrazas exteriores.

Tal vez uno de los detalles más singulares de las casas sea la gran cantidad de ventanales de diferentes formatos. Con las fachadas muy uniformes, blancas, lisas, y de un solo material, se refuerza el protagonismo de los huecos donde un único plano de fachada llega a contener hasta siete modelos diferentes.

La explicación a esta composición, sin perder de vista la estética de cada fachada, es que se ha elegido un modelo de hueco para cada situación concreta del interior de las casas. Es decir, dormitorio en esquina donde se ve el mar entre dos edificios adyacentes, ventana en esquina, y si se encuentra a norte se protege con un alero; comedor a sur donde se puede ver una mata por la esquina y un patio privativo, ventana a sur en esquina sin alero y cristal fijo para a observación del patio...

Este ha sido el método de selección de aportación de luz al interior y de apertura de visuales, cuidando una aparente arbitrariedad de huecos (en esquina, apaisados, verticales, volumétricos, planos murales...).

Contrariamente a lo que enseña el edificio desde la calle, se han mimado especialmente las posibilidades de uso y las perspectivas de los interiores, combinando visuales de dobles alturas, con vistas a diversos usos, a patios, y al paisaje escondido disponible.Los patios y espacios de retranqueo se han pensado más para ser observados que para ser usados, casi a modo de jardín japonés con escaso mantenimiento.

Por estos motivos, las terrazas exteriores en uso se han colocado embebidas en los volúmenes, permitiendo también la premisa de ver sin ser visto incorporando gran cantidad de luz a los interiores. El efecto que produce en el visitante es de un cierto sosiego y control combinado con un efecto sorpresa, ya que la construcción se presenta ciertamente hermética pero el interior es luminoso, espacioso, y desconcertantemente escondido.

Dos casas muy similares

Las dos viviendas son casi idénticas, aunque una se desarrolla con una planta en "L" y la otra en forma de "T", estructura imperceptible desde el exterior. Las dos tienen un programa de unidad familiar tradicional que en altura se compone de cochera semi enterrada, zona de día en la planta baja, y zona de dormitorios en la planta superior.

Las dos tienen interconectadas las dos plantas nobles con un doble-espacio que incorpora una escalera ligera y una zona de estudio abierto en la zona superior. El uso de este lugar sí se ha diferenciado: en una casa el doble espacio es ocupado por el estar, a la vez abierto a un porche ubicado en el extremo de la planta; en la otra este lugar se ha ocupado por el comedor, relacionado con una terraza central que conecta el comedor con el estar. Esta sutil diferencia de uso y colocación de las terrazas hace que las viviendas sean notoriamente diferentes, acordes con las prioridades de los propietarios.