Hace algunos años en ninguna gran casa podía faltar un impactante recibidor para impresionar a las visitas. Los cambios culturales, sociales y laborales han dado la vuelta a esos hábitos decorativos y ahora se trata de aprovechar al máximo esos valiosos metros acumulados en la entrada.

Ya no se lleva exhibir la riqueza. Tampoco tener espacios muertos en la casa. Por eso una idea de lo más socorrida es transformar el hall en un pequeño cuarto de estar e introducir en él una zona de lectura o juegos infantiles. Eso si los metros disponibles lo permiten. Otra opción es tirar tabiques y unirlo directamente al salón o a una estancia colindante.

En cualquier caso, el recibidor es la carta de presentación de la casa. Normalmente carece de luz directa, precisamente por ello es importante tenerlo bien decorado y mejor iluminado.

Un buen truco es el empleo de colores claros para ganar luminosidad. La falta de luz directa se contrarresta con colores muy claros, como el blanco, el amarillo pastel o el turquesa. Una composición con cuadros o marcos aporta elegancia y alegra las paredes.

Cuando no es posible gastar mucho, siempre cabe la posibilidad de enmarcar fotografías familiares en blanco y negro, con marcos sencillos, preferiblemente blancos o negros. Otra alternativa para aumentar la sensación de espacio en un recibidor pequeño es colocar un espejo o varios. Vuelven a estar de moda los de estilo veneciano.

Las baldas son otra forma de crear un espacio donde dejar enseres que se llevan encima antes de salir de casa. Los paragüeros o zapateros han caído en desuso, pero quien no quiera prescindir de ellos puede elegir entre diseños de lo más original. El cerezo y el blanco decapado son tonalidades con las que siempre se acierta.

Paneles de madera

La madera, material ecológico y versátil, vuelve a estar de moda para vestir las paredes, especialmente en entradas y pasillo, que ganan calidez y recogimiento. Una de las piezas que cobran especial realce en los recibidores es la cómoda de toda la vida, con amplias cajoneras que sirven para guardar desde ropa blanca hasta agendas, pañuelos, bufandas o esas cosas que siempre conviene tener a mano al salir de casa.

Aunque sobre gustos no caben opiniones, tal vez una de las piezas que menos lucen en la entrada es el consabido perchero, que al final sólo consigue acumular prendas. Si existe la opción, mucho mejor guardar los abrigos dentro de un armario.

Coquetería doméstica

La personalidad de una casa se forja con detalles, desde los más simples, como una coqueta cesta para colocar toallas en el cuarto de baño, hasta un banco de obra que aprovecha un hueco entre columnas que se convierte en un acogedor rincón de lectura. Los interioristas repiten hasta la saciedad que una vivienda bonita no sólo es cuestión de presupuesto boyante. En parte tienen razón. No cabe duda de que el dinero ayuda a encontrar piezas exclusivas que dan un toque especial. El error es aglutinar un sinfín de objetos caros sin orden ni concierto. Un bouquet de hortensias o lilium puede servir para personalizar un rincón.