En el episodio titulado "Historia de un policía", Gerardo encuentra por fin a Pope en el bar donde suele parar y lo hace gracias a la investigación que ha abierto por su cuenta al margen de los agentes de Asuntos Internos.

Antes de que pueda hablar con él, el local es tomado a punta de cuchillo por un inmigrante rumano que amenaza con matar a todos los rehenes si no consigue un trabajo.

Castilla, que no sabe si Pope está en condiciones de actuar para resolver la situación, se verá en la obligación de tomar una arriesgada decisión con la que incluso podría poner en peligro la vida de Charlie.

Mientras tanto, Marino y Fede investigan el asesinato de una mujer del que se encargó Casqueiro veinte años atrás y que está a punto de prescribir.

Para el inspector jefe, la resolución de este crimen se convierte en un asunto personal que querrá solventar en una dramática carrera contrarreloj.

Por primera vez, Casqueiro comprenderá lo difícil que es lidiar entre sus obligaciones policiales y sus principios personales, por lo que sufrirá en sus propias carnes aquello por lo que ha sido tan crítico últimamente con su jefe.