Esta producción belga es una denuncia contra el proxenetismo, a causa del cual cada año cientos de mujeres son arrancadas de sus hogares y forzadas contra su voluntad a una vida de esclavismo sexual, "negocio" que reporta a las mafias más de 14.000 millones de dólares al año.

Grabada en Bulgaria, Ucrania, Tailandia, Bélgica y Rumanía, "Matrioshki" muestra cómo funcionan estas mafias, cómo viven las mujeres capturadas en sus países y a qué se tienen que enfrentar en un lugar desconocido, coartadas en su libertad, obligadas a prostituirse y soportando todo tipo de vejaciones por los dueños de los prostíbulos.

La segunda temporada se inicia con la captura de varias chicas tailandesas a mano de la mafia belga, reclutadas con la promesa de una vida mejor como bailarinas y por la desesperación de estas de escapar del infierno de sus países.

En el primer capítulo, tras tres años de prisión, los traficantes de mujeres Ray van Mechelen y Eddy Stoefs intentan recuperar su dinero y el tiempo perdido.

Además, en la organización mafiosa belga ha habido cambios tras el asesinato del capo y varias detenciones y ahora Jan, uno de los pocos integrantes que logró mantenerse en libertad se ha aliado con nuevos socios ingleses y su nuevo objetivo es Tailandia.

En el segundo episodio, también correspondiente a esta segunda temporada, Bob Sels recibirá la visita de traficantes ucranianos que le van a proponer trabajar juntos, pero a éste no le gusta la idea y recurrirá a Ray para que le ayude.