Peña, que enseñaba literatura en un colegio privado y católico de la ciudad colombiana de Palmira, tenía la costumbre de recomendar a sus alumnos, de entre trece y quince años, libros de autores colombianos con los que pudiesen "aprender valores" y que mostraran "casos reales".

Por eso hace dos años, después de leer la novela de "Sin tetas no ha paraíso", que le prestó un estudiante del centro de once años, no dudó en proponerla en clase porque asegura que refleja la "realidad de Colombia" al tocar temas que afectan al país como la prostitución y el narcotráfico.

La novela de Gustavo Bolívar, que se ha adaptado con éxito para la televisión en más de 50 países, entre ellos España, cuenta la historia de Catalina, una adolescente de 14 años que se siente acomplejada por el tamaño reducido de sus pechos, contrarios al gusto de los nuevos ricos narcotraficantes.

"A los chicos les encantó el libro, decían que era un tema que veían en el colegio porque las niñas sufren porque no tienen tetas y las quieren grandes para que todos los hombres las miren", comentó Peña en una entrevista con Efe durante un viaje a Madrid.

La profesora explicó que al cumplir los quince años la mayoría de sus alumnas pedían como regalo una operación de cirugía estética, algo que afirmó que es "habitual" en todos los colegios de la ciudad, situada en el Valle del Cauca, que además es una de las zonas más violentas de Colombia, donde abundan las chicas "prepago" que venden su cuerpo para salir de la pobreza o "para experimentar cosas nuevas".

Sin embargo, la profesora comentó que no inició la lectura del libro "al azar" porque era consciente de que contenía escenas y palabras "muy fuertes".

Por este motivo, previamente consultó a los padres de los estudiantes, que asegura que estuvieron de acuerdo en leer el libro a la vez que sus hijos y en compatibilizarlo con un taller de sexualidad, con el que colaboraron la psicóloga y el profesor de Religión y Ética del centro.

Con este trabajo Peña pretendía fomentar la comunicación entre padres e hijos acerca de este tema y concienciar a los estudiantes de que "el cuerpo no es todo" y de que una mujer no vale por su belleza sino "por lo que piensan y lo que sienten".

Un argumento que no compartía el padre de una de las alumnas, que denunció el caso ante el Consejo Electoral y la Secretaría de Educación de Palmira y pidió al rector del colegio que investigara la conducta de Peña, "como persona y como docente", al considerar que con este texto "fomentaba la violencia, la prostitución y la drogadicción entre menores de edad".

"El libro seguía leyéndose en los baños", recuerda la profesora, que organizaba talleres "clandestinos" para comentar la novela con sus alumnos, después de que se prohibiera su lectura en el centro.

Una de sus alumnas contactó por mail con el autor de "Sin tetas no hay paraíso" para contarle la historia de Peña, a la que finalmente despidieron del centro en el que llevaba doce años trabajando "sin ocasionar ningún problema".

El propio Bolívar, al que nunca ha llegado a conocer en persona, le prestó su apoyo y le aseguró que iba a dar a conocer a los medios de comunicación de Colombia y de todo el mundo lo "injusto" de este despido, que justificaron como "recorte de personal".

Dos colegios de Colombia ofrecieron trabajo a Peña, que empezó a trabajar en uno de ellos hasta que, para escapar del "escándalo", decidió viajar a Castelldefels (Barcelona), donde reside desde hace dos años a la espera de que le concedan el asilo político por ser "hija de una víctima de la guerrilla colombiana".

Mientras trata de aprender catalán y de obtener la homologación del título de pedagoga, la colombiana trabaja como camarera en un "club" de chicas de alterne en el que hay prostitutas colombianas.