Pese a su hegemonía incontestable cada noche a las 20 horas, el rostro más popular de los telediarios galos dejará su puesto a una periodista 20 años más joven, Laurence Ferrari, que afronta el desafío de conservar a los más de ocho millones de espectadores que, cada noche, se sentaban a escuchar a PPDA.

La falta de explicaciones oficiales sobre el relevo ha dejado espacio a todo tipo de hipótesis sobre los motivos del despido. No ha sido por la audiencia, porque el informativo de Poivre d'Arvor reunía al 38% de los espectadores de media, lo que permitía presumir a TF1 de tener en su parrilla el telediario más visto de Europa.

Tampoco había problemas con sus compañeros, la mayoría de los cuales han firmado una carta de apoyo al presentador; ni con sus jefes más directos.

Hoy, por cierto, el jefe de informativos, Robert Namias, anunció su dimisión, coincidiendo con la confirmación del despido de PPDA, de 60 años.

Novelista de éxito, habitual, a su pesar, de las revistas del corazón, reputado seductor de cámaras y mujeres, Poivre d'Arvor se forjó un prestigio periodístico a base de éxito profesional y de entrevistar decenas de veces a todos los presidentes franceses desde François Mitterrand y a otros dirigentes fuera y dentro del país.

Una densa carrera no exenta de algunos pasajes oscuros, como cuando en 1991 anunció como una entrevista exclusiva con el líder cubano Fidel Castro lo que en realidad eran extractos de una rueda de prensa.

Más allá de aquel episodio, de algunas sombras en su relación con políticos y grandes empresarios, PPDA se ha creado una imagen de integridad e independencia profesional blindada a las críticas a base de millones de telespectadores incondicionales.

Y eso hace todavía más incomprensible que TF1 haya prescindido de semejante peso pesado.

A falta de una explicación oficial de la cadena -que se ha limitado a decir que le ofreció un ascenso-, los diarios han adelantado algunas hipótesis.

El izquierdista "Libération", por ejemplo, ve detrás del relevo la mano del mismísimo presidente francés, Nicolas Sarkozy, "íntimo" del propietario de TF1, el multimillonario Martin Bouygues.

Según esta hipótesis, que el propio periodista parece abonar en privado, a Sarkozy no le gustó nada que, durante una entrevista, PPDA le tratara de "niño que entra en el patio de los mayores".

A los adeptos de esta teoría les sirve también que su sustituta sea Ferrari, una periodista a la que algunos medios le atribuyeron un idilio con el presidente de la República, hasta que ella les ganó en los tribunales.

TF1 se ha limitado a confirmar hoy que la periodista se ocupará de su informativo estrella, pero no ha dado fecha.

No parece que la salida de PPDA vaya a ser tranquila a la vista de la reacción del presentador cuando confirmó su salida a través de un comunicado.

Poivre d'Arvor asegura que conoció su dimisión por la prensa y que nadie le ha dado "ninguna explicación seria".

"La brutalidad de esta decisión me resulta más incomprensible teniendo en cuenta que creo haber cumplido mi labor durante más de veinte años con dignidad, profesionalidad y una eficacia que ha permitido a TF1 distanciar cada noche, sin excepción, a una competencia talentosa", escribió.

Cuentan que el periodista supo de su despido cuando el pasado domingo presenciaba en la tribuna presidencial la final de Roland Garros entre el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer.

Un mensaje de texto en su teléfono móvil le sacó del intercambio de raquetazos para anunciarle que había sido derrocado. Al igual que sobre la tierra batida, en la televisión francesa caía un número uno.