El sector energético necesita una inversión de 3,5 billones de dólares americanos hasta 2030, un 1 por ciento del PIB mundial, para contribuir a que el cambio climático no eleve la temperatura global media del planeta hasta 6 grados centígrados, lo que, en opinión del el director de la división de análisis económico de la Agencia Internacional de la Energía, Faith Birol, si no es el fin del mundo "es algo muy parecido".

Este experto, que presentó en Madrid, junto con la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, el informe de la AIE 'Análisis del Cambio Climático', explicó que esta es la cuantía necesaria para reorientar la producción y el consumo energético y contribuir al objetivo de concentración de CO2 en la atmósfera de 450 partes por millón (ppm) que evite un aumento de la temperatura de más de 2 grados centígrados.

Adiós al Protocolo de Kioto

"El equilibrio total del planeta está en juego", aseguró al tiempo que reclamó un cambio "revolucionario" en materia energética indispensable para alcanzar una solución al cambio climático. Para ello, reclamó "señales claras" desde la próxima cumbre del Clima de Copenhague, que se celebrará en diciembre con el objetivo de cerrar un nuevo acuerdo mundial de reducción de CO2 que sustituya al Protocolo de Kioto.

A su juicio, estos nuevos parámetros deben girar, por un lado, en el impulso a las energías renovables, la nuclear y la cogeneración con captura y almacenamiento de CO2 en el ámbito de la generación eléctrica, junto con la determinación de un precio para el carbono; por el otro, en el sector del transporte, un 60 por ciento de las ventas mundiales de automóviles deben ser coches eléctricos o híbridos frente al 2 por ciento actual.