Desde hace días, el cráter no ha cesado de expulsar lava, piedras incandescentes y humo, hasta llegar a sumar 175 erupciones diarias, 23 seísmos volcánicos y 87 temblores.

El Centro de Mitigación de Desastres Volcánicos y Geológicos indonesio situó el nuevo nivel de alerta del Anak Krakatoa en el grado III, el segundo mayor de una escala de cuatro.

Según la clasificación de riesgos, este nivel implica un "intenso incremento de la sismicidad", "obvios cambios visuales" y la posibilidad de que, de seguir así, "una erupción sea posible en menos de dos semanas".

La última erupción importante del "Hijo del Krakatoa", situado en el Estrecho de Sunda, el brazo de mar que separa las islas de Java y Sumatra, tuvo lugar en junio de 1994, y en ella perdió la vida un turista estadounidense.

Desde entonces, las autoridades indonesias se han visto obligadas en varias ocasiones a elevar el nivel de alerta por los aumentos de la actividad del cono.

El 27 de agosto de 1883, el Krakatoa estalló de forma tan violenta que se escuchó en Australia -a casi 4.000 kilómetros de distancia- y causó la muerte a más de 36.000 personas, tanto por la lava y los corrimientos de tierra como por las olas gigantes de 36 metros de altura, que arrasaron las áreas costeras más próximas.

Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", un área de gran actividad sísmica y volcánica, y el archipiélago tiene más de 400 volcanes, de los que al menos 129 están activos.