Científicos islandeses probarán desde el próximo mes de agosto un método para convertir dióxido de carbono (CO2) en roca y hacer frente al calentamiento global y destruir alrededor de 30.000 toneladas de emisiones de este gas en un año.

Basándose en las características volcánicas del país, los expertos utilizarán el CO2 producido en una central geotérmica y lo disolverán en agua bajo altas presiones, antes de bombear la solución en capas de basalto situadas entre 400 y 700 metros de profundidad, y observar la reacción posterior. Los experimentos realizados en laboratorio sugieren que el CO2 disuelto reaccionará en contacto con el calcio de las capas de basalto para formar carbonato de calcio sólido, informa The Guardian.

"En el laboratorio, el proceso lleva de unos cuantos días a varias semanas. Queremos ver qué ocurre en el campo y si podemos hacerlo en la escala que hemos estimado. Intentamos imitar lo que sucede en la propia naturaleza", afirma el jefe del proyecto, Holmfridur Sigurdardottir, que fija un plazo de un año para comprobar resultados

La iniciativa, denominada Carb-fix, es un método de captura y almacenamiento de carbono. Este procedimiento normalmente implica introducir el CO2 en reservas profundas de agua salada, donde las altas presiones mantienen el gas disuelto y atrapado bajo tierra. Para los responsables del proyecto, esta suerte de almacenamiento mineral es una "apuesta segura" ya que la probabilidades de que se produzcan escapes son menores.

"Mantener el dióxido de carbono como carbonato de calcio dentro de rocas basálticas puede ser una solución ideal al problema del cambio climático", comenta uno de los científicos involucrados en la iniciativa, Domenik Wolff-Boenish, de la Universidad de Islandia, que presentará la propuesta en el encuentro que la Unión Europea de Geociencia celebrará en Viena (Austria) la próxima semana.