Concretamente, los investigadores de este Instituto -centro mixto de la UPV y del CSIC- ha descifrado parte de las estrategias empleadas por las plantas para activar la respuesta adecuada ante situaciones de sequía y el ataque de hongos patógenos.

A través de los avances obtenidos, publicados "online" en la revista "The Plant Journal", se pueden desarrollar nuevos cultivos mejor adaptados a estas situaciones.

Como ha explicado el investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (UPV-CSIC), Vicente Ramírez, "en nuestro laboratorio estamos interesados en comprender la biología que subyace a los procesos adaptativos de las plantas ante situaciones de sequía e infecciones fúngicas, dos de los factores más limitantes en la agricultura moderna".

"Para ello disponemos de una poderosa herramienta, el mutante ocp3", ha dicho el investigador.

El doctor Ramírez ha explicado que "las plantas con una pérdida de función en el gen OCP3 presentan una incontestable resistencia frente a distintos hongos necrotrofos (matan tejidos u organismos) como Botrytis cinerea o Plectosphaerella cucumerina, y al mismo tiempo son capaces de tolerar prolongados periodos de sequía".

"La importancia económica de las pérdidas en las cosechas producidas tanto por la sequía como por las infecciones fúngicas hacen de OCP3 un inmejorable candidato para su manipulación biotecnológica con el objeto de obtener cultivos mejor adaptados y más tolerantes ante estos dos importantes problemas agrícolas",ha precisado Ramírez.

El profesor Ramirez ha señalado que "los estudios realizados indican que estos dos fenómenos de resistencia poseen requerimientos genéticos distintos y sugieren que el factor de transcripción OCP3 estaría regulando los procesos de adaptación de las plantas frente a estos dos tipos de estrés".

"Este gen - ha señalado el investigador- funciona como un nexo de unión para modular aspectos independientes y específicos de las rutas de señalización dependientes de fitohormonas como el ácido abscísico (ABA) o el metil jasmonato (MeJA), que juegan un papel fundamental a la hora de establecer estas respuestas".

El científico ha recordado que "la clave del éxito evolutivo de las plantas reside en su capacidad de monitorizar al ambiente que las rodea".

"Esto les permite reconocer rápidamente las situaciones de estrés y responder de manera específica y efectiva activando complejos mecanismos defensivos", ha apostillado el investigador.

Como ha explicado Vicente Ramírez, "en los últimos años se han identificado diferentes genes y procesos biológicos implicados en las señalizaciones controladas por estas fitohormonas, lo que ha permitido avanzar en el conocimiento de cómo las plantas responden a cada una de estos estreses utilizando la planta modelo Arabidopsis thaliana".