Mientras que en las zonas oseras de Lugo y León las trampas localizadas y retiradas son pocas, 6 y 7 lazos respectivamente, en la línea de las encontradas en 2007, en Asturias ha habido un repunte muy destacado y se ha pasado de 52 lazos retirados por las patrullas de la FOP en 2007, a 180 lazos en 2008.

Este incremento de los lazos ilegales en Asturias es motivo de preocupación para la FOP porque estas trampas suponen "un gran peligro" para los osos pardos, a los que pueden causar lesiones importantes e incluso la muerte.

Según recordó la Fundación, en septiembre de 2008 tuvo una notable repercusión la localización de un oso macho que llevaba un lazo de acero incrustado en su carne en torno a la cintura.

El lazo le había causado una herida "terrible" y el animal presentaba una "visible delgadez". Este oso apareció en los montes limítrofes entre Degaña (Asturias) y Páramo del Sil (León) y a pesar de la operación que se puso en marcha con la intención de librarle de la trampa, no pudo finalmente ser capturado y curado.

Habitualmente estos lazos son colocados por cazadores furtivos que buscan el trofeo o la carne de corzos y jabalíes; o por ganaderos afectados por los daños que provocan los jabalíes en praderas y cultivos.

Además, la FOP denunció en 2008 a un vecino del concejo de Ibias (Asturias) sorprendido mientras manipulaba lazos. Hay que recordar que la colocación de lazos de acero es un delito contra la fauna previsto en el Código Penal que puede ser castigado con la pena de dos años de prisión, multas e inhabilitaciones para cazar.

La Patrullas Oso que la FOP mantiene en el occidente cantábrico se financian con fondos de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, la Fundación Biodiversidad y de la Obra Social de Caja Madrid.