"Todavía no podemos dar resultados definitivos porque no hemos terminado el estudio, pero los veinte casos que llevamos hechos no presentan ningún problema y todos los pacientes muestran una evolución muy satisfactoria", declaró a Efe Fernández Avilés.

El equipo de cardiólogos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid fue el primero del mundo en hacer un implante de este tipo en un paciente que no tenía otro tratamiento posible para mejorar el bombeo de sangre.

Esta operación se le practicó en febrero de 2007 a un hombre de 72 años por medio de un catéter que llega hasta el corazón a través de la arteria femoral y que transporta 28 millones de células extraídas.

Mediante una liposucción se obtiene grasa del abdomen del enfermo y, posteriormente se le implanta en el corazón, donde se transforma en músculo cardíaco y, sobre todo, en nuevos vasos sanguíneos o células vasculares que le proporcionan una mejor calidad de vida.

Esta técnica se ha aplicado ya a 20 personas, dentro de un estudio programado para 36 pacientes por el Hospital Gregorio Marañón y que cuenta con una fase preclínica en Houston (EEUU).

Las células extraídas de la grasa contienen gran cantidad de células madre y, de ellas, se separa un tipo de células, denominadas mesenquimales, que tienen una gran capacidad de transformación en diversos tejidos.

Una máquina se encarga de separar la grasa de las células mesenquimales, purificarlas y limpiarlas para que sean luego implantadas en el corazón.

Todo el proceso dura aproximadamente cinco horas.

Además de las mesenquimales, están involucradas otro tipo de células procedentes de la médula ósea, que se utilizan "en pacientes con infarto agudo de miocardio, precisamente en la situación aguda del infarto", señaló Fernández Avilés.

En el caso de pacientes crónicos, "que no tienen otra alternativa y que presentan problemas de calidad de vida y tienen una calidad de vida muy limitada, se utilizan las células madre procedentes de la grasa, del tejido adiposo".

La grasa, según Fernández Avilés, "es una fuente excelente de células mesenquimales, pero su utilidad dependerá de nuestra necesidad. En el infarto necesitamos tratamientos poco traumáticos o que estén accesibles, como las células de la médula ósea u otras que estén disponibles sin necesidad de proceder del mismo paciente".