Así lo ha demostrado un estudio de la prestigiosa Universidad de Oxford realizado en el sur de Chile, cuya principal conclusión es que los movimientos sísmicos incrementan, a largo plazo, la presión que soportan los volcanes en su interior y pueden ser decisivos a la hora de que se produzca una eclosión.

Aunque la posible relación entre los terremotos y los volcanes es algo que los científicos sospechaban desde hace años, el estudio que ha llevado a cabo la Universidad de Oxford ha otorgado los primeros datos estadísticos al respecto. Para ello, los investigadores estudiaron la actividad sísmica y volcánica de varias décadas en el Sur de Chile, precisamente, la región en la que, en 1835, Charles Darwin planteó la posibilidad de que ambos fenómenos estuvieran interrelacionados entre sí. La principal conclusión es que los terremotos aumentan hasta cuatro veces las posibilidades de una erupción volcánica.

Los investigadores que participaron en el estudio señalan que el 'efecto champagne' puede identificarse en las erupciones volcánicas de los últimos 150 años, cuyo patrón demuestra que las eclosiones se producen con mayor frecuencia un año después de un gran terremoto. Así, el estudio muestra que el volcán Tupungatito eclosionó sólo un año después de los terremotos de 1906 y 1960 -el más potente que se ha registrado, con un magnitud de 9,5 en la escala Richter-, igual que sucedió con Calbuco y Villarrica, o con los volcanes de Osorno y Puntiagudo después del terremoto de 1837.

"La parte más inesperada de este descubrimiento fue la considerable distancia desde el punto de ruptura del terremoto y el lugar donde estas erupciones tuvieron lugar, y el largo tiempo en el que vimos un incremento de la actividad volcánica", explica Sebastian Watt, uno de los investigadores, en declaraciones al diario británico 'The Times' recogidas por otr/press. Esto significaría que las ondas sísmicas surgidas de los terremotos serían el catalizador de las erupciones gracias a un 'efecto champagne', es decir, sacudiendo la roca fundida bajo los volcanes y aumentando la presión interna.

SEIS ERUPCIONES EN UN AÑO

"El tiempo que lleva que la presión aumente dentro del volcán y que el magma se mueva hacia la superficie, y la erupción no ocurren hasta unos meses después del terremoto", añade el investigador. En el estudio, que se publicará en la revista 'Earth and Planetary Science Letters', se recoge que, en 1906, después de un gran terremoto en Chile, se produjeron en el mismo periodo de doce meses hasta seis erupciones volcánicas, cuando, en un año normal, debería haberse producido una sola eclosión como media, según señalan los científicos.

"Este trabajo es importante porque muestra que el riesgo de una erupción volcánica se incrementa dramáticamente después de grandes terremotos en distintas partes del mundo, como Chile, afectados por este fenómeno", afirma Watt, que espera que la investigación en la que ha participado ayude "a los gobiernos y a agencias de cooperación a gestionar los riesgos de erupciones volcánicas mostrando la necesidad de aumentar las precauciones ante la actividad volcánica después de grandes terremotos".