La promesa de esta enorme riqueza (entre un 25 y 30% de los hidrocarburos por descubrir en todo el planeta) alivia el pesimismo por la crisis mundial, que no ha afectado sustancialmente al país gracias a la solidez de sus reservas económicas y su industria.

Además, los noruegos disfrutan de una excelente relación bilateral con los rusos, basada en intereses comunes, intercambios comerciales y "mil años de paz", explicó en una entrevista con Efe el ministro noruego de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Jonas Gahr Store.

Noruega es, después de su vecino del este, el segundo abastecedor de petróleo y gas a la Unión Europea (16% y 23%, respectivamente), y pretende aumentar este porcentaje en el futuro.

Gahr Store considera que una relación comercial cada vez más estrecha debe implicar que la UE "escuche a Noruega en lo que se refiere a cuestiones regionales de aprovisionamiento de energía", es decir, en relación a la explotación del Círculo Polar Ártico.

En su opinión deben reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentarse las energías alternativas contra el cambio climático, que ha elevado 2 grados la temperatura media del Ártico en el último siglo, el doble que en el resto del planeta.

Noruega es uno de los países más avanzados del mundo en investigación sobre el calentamiento global, con iniciativas como los sistemas de almacenamiento de CO2 en todas las nuevas centrales de combustión de gas.

Según Gahr Store, los gobiernos también deben ser conscientes de que si el hielo perenne se deshace entre el 7 y el 10% cada año, hay que empezar a regular cuestiones como el control de las vías de comunicación que ya se están abriendo para el tráfico marítimo en el Mar de Barents.

"No será mañana, pero sabemos que ocurrirá, y debemos ver si tenemos capacidad y preparación para afrontarlo", asegura.

"No creo seriamente en una carrera incontrolada" entre los miembros del Consejo Ártico (Noruega, Dinamarca, Canadá, EEUU y Rusia), que se han comprometido -recuerda- a respetar las convenciones de la ONU sobre la Ley del Mar para proteger la zona y dirimir cuestiones territoriales.

Según el titular de Exteriores, una reciente iniciativa política de Bruselas hacia el Ártico, con la que la Comisión Europea admite su interés energético por la zona, es otra "plataforma sólida".

"Y si hay un conflicto de intereses, entonces los estados costeros deberán determinar cómo solucionarlo", dijo Gahr, restando importancia a que los rusos plantasen su bandera a más 4.000 metros de profundidad bajo el Polo Norte en 2007.

La doble lectura que hacen muchos en Noruega respecto al cambio climático se reproduce en su posición geopolítica.

Para el ministro, su país constituye una interesante "encrucijada", al mantener una relación privilegiada con Rusia, mientras es miembro de la OTAN, y del Espacio Económico Europeo.

Por el momento el gobierno no irá más allá y no convocará un tercer referéndum para entrar en la UE, tras los fracasos de 1974 y 1994, y con todos los sondeos en contra.

En cuanto a Rusia, la opinión en Noruega dista del recelo que despierta en otros países europeos.

"Creo que nuestra relación puede proporcionar una lección valiosa para otros países fronterizos", opina el jefe de la diplomacia noruega.

Con 196 kilómetros de frontera, los soldados rusos y los de este país miembro de la OTAN celebran ejercicios militares conjuntos, e incluso fiestas y competiciones deportivas.

Un monumento al soldado soviético recuerda que Noruega fue liberada por Rusia de los nazis, una gesta frecuentemente recordada por políticos y académicos noruegos.

Kirkeness, hoy sobre todo dedicado a la pesca, también se prepara para obtener ventajas energéticas del deshielo del Ártico, un fenómeno que, según aseguran muchos de sus vecinos "ya ocurrió en el pasado", por lo que no están especialmente preocupados.

Pero este mar no ha estado completamente descongelado desde hace treinta millones de años, según recuerda la doctora Nalan Koc, que asesora al gobierno en cuestiones medioambientales desde el Instituto Polar de Noruega, situado en Tromso, la ciudad con la universidad más al norte del mundo.

Lo preocupante es que, según varios cálculos científicos, de continuar en el actual ritmo, el hielo podría desaparecer dentro de tan sólo cinco veranos y esto puede tener consecuencias fatales en todo el planeta.

Mientras tanto, las reservas de gas y petróleo que se esperan descubrir y las nuevas vías de comunicación marítima aumentarán el peso económico y la importancia geoestratégica de Noruega y el resto de los países árticos, y permitirán a la UE seguir elevando su consumo de energía.