El nuevo parche, que debe colocarse cada día, garantiza una dosis adecuada estable y permite además comprobar visualmente si se cumple con la medicación, lo que facilita el control por parte de los cuidadores, según ha explicado la jefa clínica del Servicio de Neurología del Hospital Valle Hebrón de Barcelona, Mercè Boada.

Se estima que el 73% de las personas con enfermedad de Alzheimer necesitan ayuda para gestionar y tomar sus medicamentos por lo que el papel del cuidador es muy relevante en la eficacia y adherencia del tratamiento.

Boada ha indicado que el parche, según los estudios que se han llevado a cabo antes de su autorización, reduce al mínimo los efectos secundarios gastrointestinales observados con las formas orales del fármaco, y la incidencia de vómitos y molestias que provoca en algunos pacientes.

Hasta ahora los tratamientos para la enfermedad de Alzheimer, que afecta a unas 500.000 personas en España y a unas 24 millones en todo el mundo, se suministraban por vía oral.

Al presentar esta nueva iniciativa farmacéutica se ha remarcado que los enfermos de Alzheimer suelen ser polimedicados por otras enfermedades crónicas, y es frecuente que tengan dificultades para cumplir su tratamiento.

Algunos estudios señalan que 6 de cada 10 pacientes de Alzheimer están por debajo de la dosis óptima de su tratamiento de rivastigmina por problemas de tolerancia.

Aunque la enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas no pueden curarse, se puede retrasar el avance de los síntomas, y cuanto más precozmente se diagnostique y trate mejor será para el paciente y su familia.

Actualmente los médicos pueden diagnosticar correctamente la enfermedad de Alzheimer con una precisión del 90%, y aunque se desconoce cuál es la causa exacta que lo provoca, las investigaciones apuntan a que la pérdida de memoria que produce puede estar provocada por una disminución en la transmisión del neurotransmisor acetilcolina.