Se trata de un parásito intracelular que se desarrolla en el sistema digestivo de las abejas, han explicado a Efe científicos y apicultores, que han observado que ha provocado una pandemia mundial, pero que ésta tiene solución si se aplica un medicamento de uso veterinario (la "fumagilina").

El producto se ha estado utilizando durante los últimos años pero fue revocado en julio por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).

Fuentes de este organismo -dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo-, han explicado a Efe que la autorización ha sido revocada por no estar establecidos los límites máximos de residuos para la sustancia activa.

Estos límites son los valores de referencia que permiten garantizar la seguridad para el consumidor de la miel obtenida tras el tratamiento de las colmenas.

Aunque la sugerencia de suspender la comercialización del producto procede de la Unión Europea y ha sido ratificada por países como Francia, Bélgica o la propia España, otros, como Reino Unido, lo han mantenido en el mercado.

Gregorio Cebrián, director de Ventas de Ceva Santa Animale, el laboratorio que produce el medicamento, ha explicado que no existe peligro para los humanos pues el tratamiento se aplica durante el periodo de inactividad de las colmenas y la sustancia activa se diluye rápidamente "sin que haya residuos del medicamento en la miel".

Cebrián ha citado algunos estudios, presentados en un foro organizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, que "certifican que las colmenas tratadas con el medicamento no presentan residuos".

Los expertos han bautizado como "síndrome de despoblamiento masivo" a una enfermedad que, según ha explicado uno de sus descubridores, Mariano Higes, se inicia con la desaparición de las abejas obreras, sin las cuales el resto de la colmena no puede sobrevivir y acaba muriendo de inanición.

Así, las pecoreadoras (buscadoras de néctar) salen en busca de comida y no regresan a su hogar, abandonando a la abeja reina, que asume sus funciones hasta morir por agotamiento.

En los últimos cuatro años el medicamento se ha usado a través de una autorización excepcional con "rigurosos" controles de suministro y bajo condiciones especiales de seguimiento.

Durante este tiempo, los apicultores que lo han utilizado para combatir la pandemia, como los de productores de la Denominación de Origen de la Alcarria (Guadalajara) han obtenido cosechas por colmena que han superado la media.

La compañía farmacéutica ha asegurado que, aunque ya ha entregado parte de la documentación requerida, necesita más tiempo para responder a los requerimientos de los organismos europeos de vigilancia y estima que los estudios definitivos no estarán disponibles hasta 2010.

Apicultores e investigadores del Centro Regional de Marchamalo (Guadalajara), que descubrieron en 2005 este microsporidio -conjunto de microorganismos parásitos- llamado 'Nosema ceranae', van a solicitar al Ministerio de Sanidad una nueva "autorización" para el producto, dada la "gravedad" de una patología, que está "repuntando" en Extremadura y Andalucía.

En declaraciones a Efe, Mariano Higes, director de este centro, ha manifestado que "no se puede perder más el tiempo" y ha pedido a las autoridades sanitarias "que permitan de nuevo su uso".

En este sentido, Dolores Moreno, veterinaria de la Asociación de Apicultores de Guadalajara, ha observado que la situación será "alarmante" en primavera, cuando acabe la hibernación y sea necesario el tratamiento para prevenir la enfermedad.

Las abejas son además, han explicado investigadores y productores, el sustento de los ecosistemas, ya que el 80 por ciento de las especies vegetales con flores dependen de ellas para ser polinizadas y su función es vital para propagar semillas y evitar la desertización.

El responsable de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) José Luis González ha calificado de "preocupante" la situación que atraviesa el sector porque el colapso de las colmenas "supone un descenso en la rentabilidad que obliga a mantener una tasa muy elevada de renovación de las mismas y produce incertidumbre entre los profesionales".

2005 y 2006 fueron los años en los que el despoblamiento fue más severo, pero la mortandad sigue originando pérdidas económicas en el sector apícola de España, país líder en la producción apícola de la Unión Europea, con 2,3 millones de colmenas.