Son los grandes desconocidos y se les asocia con la mitología oscura, pero lo cierto es que son buenos marcadores de la calidad ambiental y por si fuera poco son beneficiosos para el hombre, entre otros motivos porque comen unos 3.000 mosquitos por noche cada ejemplar, según ha explicado a EFE el catedrático de Ecología, Estanislao de Luis Calabuig.

Calabuig es el coordinador de un estudio sobre los quirópteros, financiado por la Fundación de la Biodiversidad, con el que se pretende poner en valor a estas especies, además de promover su conservación.

Todas las Reservas de la Biosfera quieren "tener un símbolo y en esta podría ser el murciélago", ha explicado.

"Existe un turismo asociado a la ornitología y en Europa los murciélagos están muy en boga; aquí nos queda más a des mano, pero es un valor que se podría potenciar", ha explicado.

La Reserva de la Biosfera de los Argüellos, al norte de la provincia, es una zona en la que abundan las cuevas; allí están las de Valporquero y Llamazares, entre otras, una circunstancia que hace que sea una zona especialmente proclive para albergar especies de murciélagos.

Se pretende convertir a los quirópteros en un elemento indicador de los valores de este Reserva de la Biofera, un lugar donde no es tan importante la densidad de quirópteros, como su diversidad, la de una especie protegida, que "puede estar en peligro de extinción, sobretodo si hay interferencia humana", según Calabuig.

Un año ha tardado en efectuarse este estudio, desarrollado por los investigadores Paula Arroyo y Jorge Falagán, quienes han incluido en el mismo una serie de propuestas no sólo para conservar estas especies, sino también para promover su conocimiento y tratar de desterrar tópicos como que son dañinos para el hombre, ha dicho.

La más llamativa de las propuestas, que de llevarse a cabo sería pionera en Europa, es la instalación de cámaras en las Cuevas de Valporquero con el fin de que pudieran mostrar a través de internet la forma de vida de estas especies tan desconocidas para el hombre, según ha explicado Falagán.

"Esta iniciativa no sería costosa, puesto que las cuevas tienen electricidad y además están vigiladas", lo que evitaría posibles robos sin que perjudicase además la tranquilidad de estas especies.

Según Paula Arroyo, el estudio incluye también directrices para poner en marcha una serie de prácticas en las construcciones, como ubicar grietas, o colocar cajas en las que se puedan refugiar.

En los últimos años, las construcciones han sido unos de los peores enemigos de los murciélagos.

Además, con este estudio se pretende transmitir a la población la idea de que merece la pena conservar esta especie.

Al contrario que ocurre por ejemplo con los ratones, los murciélagos no sobrepasan de uno a dos crías por animal, pese a su longevidad, de más de veinte años.

Esta característica hace que se deban poner en marcha una serie de medidas para su protección, entre otras construir grietas en edificios para que puedan vivir o colocar cajas nido.

Del total de los mamíferos que tienen estatus de conservación desfavorables, el 42 por ciento son especies de murciélagos.

La Fundación Biodiversidad es la que ha financiado este estudio, que ha sido encargado por la Reserva de la Biosfera al Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de León.