No cuentan con protección, pese a que su valor sea incalculable, quizá porque la tradicional desidia hispánica hacia su singular patrimonio natural ibérico, lo devalúa en comparación, por ejemplo, con su legado histórico-artístico.

Pero lo que se transporta en estos convoyes, dirigidos por científicos vocacionales, habitualmente somnolientos y en semiayuno -la celeridad del viaje manda- son algunos de los únicos doscientos linces ibéricos que sobreviven en Sierra Morena y Doñana.

Estos traslados no son caprichosos pues responden a un estudiado reparto del medio centenar de linces del programa de cría en cautividad entre los tres centros que los albergan: El Acebuche, en Doñana; La Olivilla, en Sierra Morena, y el Zoológico de Jerez de la Frontera, en Cádiz.

En el traslado de cada ejemplar prima su carga genética pues son seleccionados para emparejarlos con otros linces elegidos para preservar la máxima riqueza genética de este felino, el más amenazado del planeta.

Nueve de los trece cachorros nacidos este año en El Acebuche se han trasladado a las nuevas y más modernas instalaciones de La Olivilla que, presumiblemente, albergarán este invierno sus primeros partos.

Los otros cuatro ejemplares permanecerán en El Acebuche, donde en 2005 se logró el primer nacimiento en cautividad de un lince ibérico.

Un equipo de la Agencia EFE ha viajado esta semana con el último de estos traslados, que ha transportado a Eros y Erica, dos linces hermanos nacidos la pasada primavera en El Acebuche, a La Olivilla, su nuevo hábitat durante los próximos dos años, hasta que alcancen la madurez sexual.

Eros y Erica soportan razonablemente los exámenes clínicos a los que son sometidos -anestesia incluida- y los casi 400 kilómetros de viaje, encerrados en sendas jaulas, desde Doñana a Sierra Morena.

No extrañan su nuevo destino ni los casi veinte grados de diferencia térmica entre el soleado mediodía en el que salieron de la marismas del Guadalquivir y la gélida noche en la que llegaron a Sierra Morena.

Además de estos nueve subadultos trasladados, dos linces machos de probada solvencia reproductora: Almoradux y Garfio se han devuelto a Doñana y Sierra Morena, sus respectivos lugares de nacimiento y desde los que fueron trasladados a otras tierras, una vez que extendido su potencial genético.

La directora del programa de reproducción en cautividad del lince ibérico, Astrid Vargas, explica a EFE que estos traslados que ella y su equipo controlan personalmente, persiguen la máxima eficacia reproductora y alcanzar cuanto antes la cifra de 60 linces reproductores, que preservará el 85 por ciento de la riqueza genética de esta especie.

El programa de cría en cautividad del lince manejará a final de este año 56 ejemplares, 24 de ellos nacidos en El Acebuche, cifra que facilita que en 2009 puedan dedicarse una decena de estos linces a recolonizar territorios o a nutrir nuevos centros de cría.

También en 2009 se prevé que aumenten a seis los centros de cría en cautividad del lince, pues al Acebuche, La Olivilla y el Zoo de Jerez de la Frontera se unirán los que se construyen en Granadilla (Extremadura), Silves (Portugal) y en Villafranca de Córdoba.

Será entonces cuando estos convoyes de linces amplíen su frecuencia y recorrido, transportando decenas de ejemplares para consolidar su supervivencia.