A cambio, las compañías se beneficiarán de una reducción en los impuestos sobre el combustible equivalente a cualquier aumento en el precio de la gasolina.

La ministra de Cambio Climático australiana, Penny Wong, explicó en conferencia de prensa que la iniciativa permitirá lograr el objetivo de reducir antes de 2050 en un 60 por ciento las emisiones de gases contaminantes sobre los niveles de 2000.

Según el nuevo plan del Ejecutivo laborista, las empresas podrán comerciar entre sí con los permisos para emitir más gases, que serán puestos a la venta en subasta pública y a precios de mercado.

De esta forma, las compañías tendrán un incentivo económico para ser menos contaminantes, pues muchas se darán cuenta de que es menos costoso que adquirir los permisos, señaló Wong.

La medida se aplicará a partir de 2010 a unas mil empresas de carbón, electricidad, gas, petróleo y tratamiento de residuos que emiten más de 25.000 toneladas de dióxido de carbono anuales, que representan tres cuartas partes de todas las emisiones de Australia.

Cada compañía que supere esa cifra tendrá que comprar un permiso por cada tonelada adicional de emisiones a partir de 2010, indicó la ministra.

Quedarán exentos hasta 2015 los sectores agrícola y maderero.

Wong añadió que Camberra ofrecerá de forma gratuita un veinte por ciento inicial de los permisos, para mitigar el coste que para las empresas implicará la aplicación de medidas de ahorro energético en sus procesos de producción.

Para contrarrestar el incremento en la tasa de inflación que presumiblemente traiga consigo el plan, el Gobierno eximirá de ciertos impuestos a las familias de ingresos más bajos.

Desde la llegada al poder de los laboristas a finales de 2007 y la ratificación del Protocolo de Kioto, Australia es uno de los países más comprometidos en la lucha contra el calentamiento global.