Las pequeñas compartían el hígado, por lo que la intervención fue complicada e, incluso, los médicos realizaron un simulacro de la operación unos días antes para asegurarse de que todo saldría bien. Finalmente, fueron separadas con éxito y trasladadas a la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatos en situación "estable".

Las siamesas nacieron el pasado 14 de junio en Melilla, con un peso conjunto de 5,380 kilogramos y compartiendo órganos intraabdominales, parte del esternón, musculatura abdominal, el diafragma, la vena umbilical intrahepática y el peritoneo. Por ello, la operación, que llevó a cabo un equipo de médicos del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, presentaba gran nivel de complicación.

Aún así, el jefe de Servicio de la Unidad de Cirugía Pediátrica del hospital, Juan Carlos de Agustín, reconoció que el caso de estas niñas "es afortunado" porque "el único órgano vital que compartían era el hígado", motivo por el que se tuvo "un gran cuidado para no ocasionarles un gran sangrado".

Y así fue. La operación fue un éxito y tras ella se trasladó a las pequeñas a la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatos, donde ingresaron en situación "hemodinámicamente estable" y protagonizaron una "evolución favorable". De hecho, el jefe del Servicio de Neonatología del hospital, Antonio Losada, explicó que tras la retirada paulatina de la sedación, el siguiente paso, que los médicos confiaron en que se produzca "en los próximos días", será la retirada de la respiración mecánica.

Los gemelos siameses se forman como consecuencia de la separación incompleta de los dos gametos procedentes de un único óvulo durante las dos primeras semanas de fase embrionaria. Así, aunque no es algo frecuente, pues ocurre en uno de cada 200.000 recién nacidos, sí se produce en mayor medida en el sexo femenino.

OCHO HORAS DE OPERACIÓN

El equipo de 36 médicos que llevó a cabo la intervención se preparó exhaustivamente con el fin de no cometer ningún error. Así, realizaron un simulacro el pasado 30 de junio y el equipo se dividió en dos grupos diferenciados por colores para que todos tuvieran claro a que gemela debían atender.

Ya el pasado día 1, comenzaron los trabajos de anestesia, donde tuvieron gran cuidado pues al estar unidas "existía un riesgo alto de intercambio de la anestesia" entre ambas. Finalmente, todo salió bien y el equipo médico "funcionó como un reloj" hasta el punto de que "no se produjo ni una sola incidencia" a pesar de que este tipo de intervenciones "no se hacen todos los días".

Una vez separadas, una de las gemelas fue trasladada a otro quirófano para repararle el diafragma y cerrar la pared. En total, la operación se alargó durante ocho horas.